Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Fue el 30 de mayo de 1967 cuando Mazda presentó el Cosmo Sport 110S, su primer vehículo de producción en montar un motor rotativo.
Si bien el desarrollo de esta tecnología inició en 1924, obra del alemán Felix Wankel, la primera patente se dio hasta 1929 y no fue sino hasta 1951 cuando se comenzó a adaptar para autos de producción masiva. Aunque varias marcas se avocaron al perfeccionamiento del motor, fue NSU la que lanzó el primer auto de calle con una planta de rotores, el Spider de 1964.
Sin embargo, los motores desarrollados por NSU presentaron serios problemas de fiabilidad, plenamente resueltos por Mazda cuando puso su auto en las calles unos años después, por lo que sus ingenieros (apodados en aquel entonces “los 47 Samuráis”) pueden congratularse de haber creado el motor Wankel definitivo.
Mazda siguió usando este arreglo mecánico en deportivos, sedanes y autobuses para un total de casi dos millones de motores rotativos fabricados. Un total de cuatro rotores se encontraban en el mítico 787B, bólido de carreras que tiene en su haber el récord de ser el único auto con motor Wankel en ganar las 24 Horas de Le Mans -en 1991-, así como el único auto japonés en haber conquistado la codiciada justa. Nada mal para un fabricante que no está considerado entre los “tres grandes” de Japón.
Sin embargo, no hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que Mazda tiene una carencia importante en su oferta actual de motores, pues el Wankel está en “pausa indefinida” desde 2012 dada su baja entrega de par, sus altas emisiones y su alto consumo de aceite. Además, el proyecto del celebrado RX-VISION (teóricamente, RX-9) presentado en Tokio hace dos años, está oficialmente cancelado.
Pero en Mazda prometen que el motor Renesis tiene futuro, ¿Cuándo? También nos gustaría saberlo. Actualmente, los ingenieros de la marca experimentan con diversos tipos de asistencias (inducción forzada, electricidad) para compensar las carencias de este tipo de mecánicas, sin sacrificar sus bondades, como son su suavidad, su ligereza y su simpleza mecánica. “Y la historia no ha terminado todavía. Sin el motor rotativo, probablemente Mazda no existiría; y sin Mazda, el motor rotativo sin duda no habría estado en producción durante casi 50 años”, concluye la marca.