Por Manuel Fernández (desde San Francisco y Palo Alto, California)
GM ha sabido atacar en más de un lanzamiento reciente un asunto que siempre será importante en cualquier auto: el peso. El Malibu no es la excepción y según Aaron Gofton, uno de los ingenieros a cargo del programa de desarrollo de este modelo, comparando versiones equivalentes con el coche de salida, hay un ahorro de 136 kilogramos, un número que llama la atención si se tiene en cuenta que el auto creció en dimensiones y que su estructura ganó en rigidez.
De entrada, la distancia entre ejes 101 milímetros mayor resuelve la evidente estrechez del pasado Malibu, cuya base tan europeamente compacta (Insignia/Regal) se hacía notar en una habitabilidad impropia de un auto del segmento D que entre sus prioridades tiene al mercado norteamericano o al chino. El lugar para las piernas de quienes se sientan atrás queda a los niveles del más grande Impala.
Un positivo diferenciador será la oferta mecánica: adiós a un cuatro cilindros aspirado en la propuesta de acceso, dándosele paso a un 1.5 turbocargado con 160 caballos y 249 Nm de par. La unión con una correcta caja automática de seis velocidades logra una aceleración progresiva y nada adormilada y un funcionamiento por lo general refinado en el que tal vez se hubiera podido lograr menos intrusión del sonido del impulsor por arriba de 4,000 rpm.
Una adición interesante es el sistema de apagado en detenciones temporales para ahorrar combustible (exclusivo del 1.5), que de no ser porque se indica su funcionamiento debido a la posición adicional de la aguja del tacómetro, no habríamos notado que está ahí. Los dispositivos Start/Stop no siempre son así de sutiles en su operación.
Continuamos por más kilómetros con el tope de línea, que con el mismo bloque de dos litros sobrealimentado de su predecesor, pierde un poco de potencia (queda en 250 caballos en vez de 259) y gana una transmisión automática de ocho cambios desarrollada en alianza con la empresa Aisin, que ya provee a fabricantes como BMW o Volvo este tipo de unidades pensadas para motores transversales.
En relación al 1.5, la dirección está un tanto endurecida en su asistencia y resulta aún más rápida, casi delicada debido a su marcadísima inmediatez. También se hace un poco más rígida la marcha, que en todo caso es una agradable evolución al compararse al coche reemplazado, logrando ser mucho más homogénea que antes. Un salto hacia la comodidad que no perjudica la constante sensación de agilidad y control a pesar del mayor tamaño. Percibimos también un freno carente de recorridos muertos en el pedal.
El 2.0, así sea menos potente, denota una programación pulida para que la entrada del turbo sea menos abrupta. Tal vez influyó estar al nivel del mar, pero su respuesta y plena recuperación se logra sentir a regímenes tan bajos como las 2,000 vueltas cuando antes pasaba en la frontera de las 3,000. Sobra decir que la aceleración es excelente.
La nueva caja es suave en sus transiciones si bien no es la más rápida de su tipo. Nos llamó la atención que tanto la de seis cambios del 1.5 como la de ocho, tienen un modo manual que en sí no engrana la marcha elegida, sino que se bloquea en la que seleccionemos y elige por sí misma los cambios de ahí hacia abajo. Es una solución vista en algunos productos de Chrysler o los Mercedes-Benz de hace unos años, justificada por otro de los ingenieros en el tipo de conductor que por lo general usará el Malibu.
Al final, lo que se consigue con esta novena generación es perseguir ese enfoque ágil y europeo del pasado Malibu, pero volver a poner en la fórmula, al mismo tiempo, el factor práctico y enfocado a la familia del auto de hace dos generaciones.
El renovado Malibu llegará antes de abril de 2016 en cuatro versiones, dos con el 1.5 y dos con el 2.0, todas con 10 bolsas de aire, control de estabilidad, cámara de visión trasera, monitoreo de presión de llantas o una interfaz de entretenimiento con una pantalla táctil compatible con Apple CarPlay (de siete u ocho pulgadas según el motor).
Los 2.0 se agregan navegación GPS, audio Bose con nueve altavoces o mayor seguridad activa con alertas por abandono involuntario de carril (con la capacidad de intervenir sobre la trayectoria marcada con el volante), aviso por objetos en el punto ciego, de tráfico cruzado por detrás o de la presencia de un peatón. Cierra la alerta de colisión frontal o control de crucero activo con frenado de emergencia autónomo (éste último exclusivo del Malibu Premier). Aún no se revelan precios.