Por José Virgilio Ordaz.
Apenas produce 100 autos por año y cuenta con 19 empleados, pero Ariel, la firma británica especializada en deportivos ultraligeros, se ha hecho bastante reconocida en sus catorce años de existencia.
Su modelo para pistas, el Atom, cuenta actualmente con siete variantes de acuerdo a su oferta mecánica, con motores de cuatro y ocho cilindros en versiones atmosféricas y turboasistidas, potencias entre los 245 y los 500 hp y un peso apenas superior a los 600 kilogramos en vacío, gracias a un bastidor cuyo esqueleto está desprovisto de todo aquel elemento suntuario que nada aporta al rendimiento, tal como puertas, techo o salpicaderas. Es un rival digno de tomarse en cuenta a la hora de correr en circuito, aún contra rivales del doble de potencia (y peso).
En la casa matriz en Somerset, Reino Unido, no tardaron en darse cuenta del potencial, por lo que lanzaron una variante tipo Buggy en enero de este año; bautizado como Nomad, es impulsado por un motor Honda i-VTEC 2.4 litros con 235 caballos de fuerza y 221 lb-pie de par, enviados al eje posterior a través de una caja manual de seis velocidades; con sólo 700 kilogramos de peso (por cuestiones de seguridad el Nomad sí cuenta con arcos de techo), es capaz de acelerar de 0 a 100 en 3.6 segundos y llegar a una máxima de 201 kilómetros por hora a través de las dunas.
¿Suficiente? Tal vez, pero para el que siempre pide más, Ariel añade inducción forzada vía supercargador para alcanzar 290 hp y 251 lb-pie, con lo que la aceleración cae dos décimas para quedar en 3.4 segundos.
La opción de supercargador añade 6 mil Libras Esterlinas al precio del Nomad para quedar en 36 mil (918 mil pesos). Esto, en el Reino Unido; la buena noticia es que puede montarse en los Nomad que ya salieron de fábrica, aunque el precio será un poco mayor.