Por José Virgilio Ordaz.
Recién les anunciábamos que Ferrari se independizaría financieramente de FCA y que incluso emitiría el 10% de sus acciones para cotizar en bolsa, pero la historia se remite a mucho tiempo atrás.
Sergio Marchionne, CEO de Fiat-Chrysler, además de deshacerse de modelos y divisiones que no resultaban rentables como Lancia, también ha invitado a renunciar a aquellos que no compaginan con su política; tal fue la suerte de Luca Cordero di Montezemolo, autor indiscutible de la actual situación de la marca en cuanto a estatus y nivel de calidad: y de la era “Schumacher” en lo deportivo.
Marchionne pretendía aumentar la producción de Ferrari y llevarla al mercado bursátil, a lo que Montezemolo se opuso; resultado, el pupilo de don Enzo ahora está fuera de la compañía. Al frente de la casa de Maranello sigue Amadeo Felisa, otrora brazo derecho de Luca, pero hay fuertes indicios de que habría presentado ya su renuncia, la cual se haría efectiva en septiembre.
De concretarse la salida de Felisa, Marchionne, que actualmente funge como presidente de Ferrari, sin duda desearía a alguien de su entera confianza para ocupar el puesto de CEO la misma, pero ¿Quién mejor que Sergio para hacer lo que desea Sergio? Por lo tanto, el directivo acapararía ambos puestos, con lo que la marca sería independiente en lo financiero, pero no en lo administrativo.
Felisa iría al retiro directo tras su salida de Ferrari, aunque podría fungir como una suerte de asesor externo. Si todo sigue de acuerdo al plan de Marchionne, la marca del Cavallino aumentará su producción de las 7,000 a las 10,000 unidades anuales (aquí entraría en juego el Dino); rebasaría el valor de 10 mil millones de Euros; y Fiat-Chrysler se fusionará con otra gran corporación automotriz (hagan sus apuestas sobre el probable socio), ¿Demasiado ambicioso? No parece ser así para los accionistas mayoritarios de Fiat, los cuales parecen haber dado carta blanca al ejecutivo para seguir adelante con su plan.