Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Desde hace varias semanas, más o menos al unísono del escándalo de Kobe Steel, Nissan también ha estado bajo el escrutinio de las autoridades japonesas, luego que se descubrió que técnicos no certificados llevaban a cabo la revisión final de los vehículos producidos en las plantas niponas.
El Ministerio de Transporte de Japón descubrió que dichos técnicos usaban sellos y firmas apócrifas para los procesos de certificación y que este comportamiento siguió dándose aún después que saliera a la luz, obligando a un Recall masivo de 1.2 millones de autos nuevos vendidos en Japón en los últimos tres años, con el objetivo de inspeccionar elementos como la dirección, el sistema de frenado o el acelerador.
El Recall tendrá un costo para la marca de 222 millones de dólares. Ante esto, la firma ha decidido detener la producción en sus seis plantas establecidas en el archipiélago nipón durante al menos dos semanas, esto, con el fin de depurar completamente sus cadenas de inspección, algo que se ha comprometido a vigilar de manera personal Hiroto Saikawa, CEO de Nissan.
Aunque la marca ha señalado que estos fallos no afectarán la calidad de sus productos, las investigaciones de parte del gobierno japonés continúan. Lo que también continúa es la producción de vehículos para exportación, ya que sus procesos de homologación son distintos a los de los autos para el mercado local.