Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen), con información de Automotive News.
Los autos son cada vez más grandes con cada generación, eso no es un secreto. Baste poner un Volkswagen Atlantic junto a un Jetta MkVI o un Nissan Tsuru junto a un Sentra para comprobarlo. Esto tiene varias explicaciones, desde el hecho que la población, al menos en la mayor parte del mundo, es realmente cada vez más alta conforme pasan las décadas, hasta la estrategia –o la necedad- de los fabricantes por ofrecer “más” con cada nueva iteración, aunque ese más sean sólo algunos centímetros extra de lámina, cristal y plástico.
Pero al menos en años recientes, esto podría tener otra explicación. Las regulaciones de consumo establecidas en los Estados Unidos, que pese a no ser el primer mercado por volumen, sigue siendo uno de los más influyentes. Dado que las segmentaciones de tamaños pueden ser muy subjetivas de acuerdo al país donde uno se encuentre y como en la Unión Americana se comercializan vehículos fabricados en muy diversas partes del globo, la regulación se guía por la “huella” del vehículo, es decir, el área que se forma entre los ejes.
A decir de la EPA, esta cota ha crecido un 2% en promedio tan sólo en la última década. Aunque en parte se explica por el éxito de los masivos SUVs y Crossovers, además de los gustos de los diseñadores, el mayor enfoque en seguridad por parte de los ingenieros y el deseo de tener “más auto” por parte de los consumidores.
Pero las regulaciones de la última administración, es decir, a partir de 2012, son más estrictas a medida que la huella es menor, tan es así que se establecen parámetros más indulgentes para camiones ligeros. Así que mientras mayor es la “huella”, menores son los estándares que el vehículo habrá de cumplir; un par de centímetros extra entre los ejes significan que el límite de consumo que debe cumplir puede reducirse hasta un kilómetro por litro ¿Suena a una invitación al incremento de cotas, no les parece? Tomando un ejemplo de tres modelos modificados recientemente cuya huella ha aumentado, comparemos los parámetros que habrían que cumplir a lo largo de los años tanto con las medidas nuevas como con las anteriores:
Consumo Km/l* |
||||||
Huella |
2015 |
2016 |
2017 |
2021 |
2025 |
|
2015 Cruze |
4.03 m2 |
15.90 |
16.58 |
17.60 |
20.49 |
24.62 |
2016 Cruze |
4.20 m2 |
15.35 |
16.03 |
16.96 |
19.77 |
23.72 |
2016 LaCrosse |
4.46 m2 |
14.58 |
15.18 |
16.03 |
18.66 |
22.41 |
2017 LaCrosse |
4.65 m2 |
14.03 |
14.58 |
15.43 |
17.94 |
21.55 |
2016 Clase E |
4.57 m2 |
14.24 |
14.84 |
15.65 |
18.24 |
21.89 |
2017 Clase E |
4.72 m2 |
13.86 |
14.41 |
15.22 |
17.73 |
21.26 |
*Datos de AM.
Quizá no parezca mucho, pero con el tamaño de las inversiones que están realizando las marcas para poder cumplir los estándares y poder bajar los niveles de consumo –al menos los homologados-, con este aumento de tamaño, por un lado, reducir su inversión en este rubro a través del tiempo, y por otro, retrasar un poco sus avances en este materia, que de todos modos serán obligatorios, eso, si pretenden permanecer en el mercado estadounidense.
Sin embargo, al interior de la EPA se ve esto como una manera de “relajar” las regulaciones, por lo que está a debate si éstas deben ser más estrictas para compensar la “vuelta” que les sacan los fabricantes, o suavizarlas un poco, de modo que no sea necesario que los autos sigan “gigantizándose”.
Steve Skerlos, profesor de ingeniería e investigador de la Universidad de Michigan, ya había predicho el aumento de tamaño gracias a las nuevas regulaciones desde 2011, pues es la forma más barata de “cumplir” las metas de consumo, aunque otros científicos lo achacan más al tema de seguridad, pues este “truco” sólo puede realizarse cada cinco o seis años, con cada nueva generación.