Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Renault y Nissan han tenido que afrontar algunos baches en su camino en las dos últimas décadas, pero en su momento, cada una ha obtenido apoyo en la otra para continuar.
De hecho, fue hace 19 años, cuando las nubes de bancarrota se cernían sobre Nissan, cuando Renault entró al rescate y, además de una inyección de capital, puso al frente al brasileño Carlos Ghosn. Luego los galos afrontaron la crisis europea, los desencuentros con el gobierno francés, accionista de la compañía (tanto con socialistas como con derechistas), además de la compra de Lada y la reciente participación en Mitsubishi por parte de su par nipón.
Hace algunas semanas, mientras se ratificaba a Ghosn al frente de la Alianza y de Renault, el sudamericano rechazó una fusión entonces, pero de acuerdo con algunas agencias informativas, ambos grupos automotores han iniciado pláticas para estrechar aún más sus lazos de cooperación, con el fin de facilitar el desarrollo de vehículos eléctricos, conducción autónoma y movilidad compartida y evitar una administración y ganancias fragmentadas.
Quizá el hecho que, sumando números, Renault-Nissan-Mitsubishi se colocara como el grupo que más autos ligeros fabricó el año pasado haya impulsado las negociaciones. Actualmente, Renault posee el 43% de Nissan, mientras que Nissan posee el 15% de Renault y el 34% de Mitsubishi. El principal obstáculo sería político, ya que además de las acciones que tiene Francia, Japón también podría bloquear por su lado el acuerdo.
Sin embargo, los capitales internacionales han recibido estos informes con optimismo, pues las acciones de Renault se dispararon un 8.3% al darse a conocer. La fusión se daría simplemente con un intercambio y cesión mutuos de acciones, manteniendo las sedes operativas en Francia y Japón. De concretarse, lo que tomaría varios meses, al frente del nuevo grupo estaría, obviamente, Carlos Ghosn.