Por Manuel Fernández (@Mfer_89) Fotos: Carlos Quevedo.
Hubo una época en la que el CC se denominaba Passat CC y llamó la atención por unirse a la moda de los “coupés de cuatro puertas”, pues era en esencia un Passat europeo con un estilo sin duda muy llamativo, una suerte de propuesta individualista para intentar atraer al comprador de un A4, un Serie 3 o un Clase C en sus versiones más accesibles.
De los primeros ejemplares con un 1.8 hasta los V6 de tracción integral, se pasó años atrás a un 2.0 turbocargado que, por cosas del destino, no habíamos tenido la oportunidad de probar en este modelo, así que esta edición especial fue la excusa para darle un último adiós al “Comfort Coupé”.
No se puede negar que la cabina está bien construida al apreciar los mullidos que cubren tablero y, en especial, aquel de blandísimo tacto sobre las puertas. Sin embargo, si miramos un más mundano Golf de séptima generación, es difícil diferenciar la superioridad de gama del CC en algún detalle en específico más allá de una tapicería en piel bitono propia de esta edición y de muy buena calidad, o al menos superior a la de las vestiduras sintéticas ofrecidas en las vertientes comparables de teóricos rivales, véase un C180-C200 o un 320i.
Lo que es algo perturbador es el hecho de que el mismo volante lo podamos encontrar en una Amarok o en un pasado Gol o que el selector de cambios pueda recordar perfectamente al de un Jetta. En un auto con un papel más representativo quitan brillo piezas sacadas de subcompactos, compactos o vehículos comerciales con un perfil mucho menos exclusivo.
A eso hay que sumar ausencias en equipamiento como las levas tras el volante o que el navegador, los sensores de estacionamiento o la cámara trasera se cobren como opciones.
Eso sí, la calidad de los asientos y la postura al volante se conserva excelente, con un apoyo lumbar de cuatro posiciones o una banca larga que brinda pleno soporte a las piernas en largos trayectos. No es un secreto que las plazas traseras sufren por altura dada la forma del techo, pero a lo largo se tiende a compensar esa falta de espacio y pese a que el auto tenía cuatro plazas al comienzo de su vida comercial, se le adaptó una quinta que más de un usuario agradecerá, así sea por trayectos cortos.
Es fácil que hayamos perdido la cuenta de cuántos autos del Grupo Volkswagen hemos probado con el ya recorrido y comprobado 2.0 turbocargado y sus constantes mejoras, mismo comentario que se extiende a la transmisión DSG de seis marchas. Además, las cifras de potencia y torque declaradas para este CC coinciden con aquellas que recordamos en un Golf GTI de quinta generación o un A3 de segunda generación (ver edición… ¡123!).
Casi redunda entonces comentar que el motor tiene un buen desempeño general, pues poco después de las 2,000 vueltas puede recuperar sin apenas reducir y si bien en primera siendo agresivos llega a emocionar por cómo despega y hasta exige el control de tracción, al final la aceleración tiende a lineal y mantener ritmos altos no se le complica, incluso a paso constante, una sexta de poco más de 50 km/h cada 1,000 vueltas ayuda a unos consumos competentes.
Que se use una versión no tan mejorada de este propulsor se delata en unas cifras de aceleración y recuperación buenas pero por detrás de un 320i teóricamente menos potente, por solo poner un ejemplo.
La DSG tiene las típicas asperezas con su demora en el arranque mientras acaba de acoplar y unas transiciones entre marchas que siendo casi fugaces, ya no son tan referenciales en rapidez como antes. Pasar la palanca a “S” siempre será la solución para asegurar una respuesta más inmediata, sobre todo al transitar por vías de solo dos carriles y que se necesite adelantar con frecuencia.
Como es típico en estos autos del grupo germano, el freno no es el más modulable en ciudad y hace falta un leve proceso de adaptación, pero en vías rápidas gana precisión y las distancias están en un excelente nivel, en especial desde 120 km/h. Al no haber modos de manejo, aspectos como la dirección carecen de niveles de dureza elegibles y aunque la asistencia tiende a blanda, está bien graduada y transmite seguridad en vías rápidas.
Al final, lo mejor que tiene el CC es la marcha, no tan aislada del asfalto pero silenciosa y homogénea aún con los rines de 18 pulgadas sobre llanta de perfil 40 en esta edición especial. Va muy plantado y solo ciertas rigideces alejan a esta suspensión de propuestas muy modernas, véase el homogéneo y suave A4 o un equilibrado Serie 3. Y el pasado Clase C (W204) estaba en un nivel superior, lo que no es el caso con el más saltarín y ruidoso W205 (del C250 para abajo).
El CC es un gran auto, el tema es que por 546,000 pesos al momento de escribir este artículo, por obligación hay que contrastarlo con opciones premium del nivel de precios, así este Volkswagen no lo sea en todo el sentido de la palabra.
Planteando ese escenario, en casi cada aspecto se empieza a quedar atrás contra el muy establecido Serie 3 o ante el renovadísimo A4, pero sorprende que pueda mantenerse en los niveles del Clase C, más por lo decaído del Mercedes, eso sí (y hablando solo de versiones de acceso).
Quien opte por este CC lo hará más por cariño verdadero a la marca, por buscar discreción o por el simple encanto de un diseño sobrio y atemporal, no por razones tan objetivas como las planteadas.
Unidad probada
545,990 pesos (a fecha de la prueba)
NOS GUSTA
– Diseño aún vigente
– Calidad de marcha
– Consumos razonables
NOS GUSTARÍA
– Que ya se renueve
– Actualización al 2.0 TSI
– Interior más diferenciado
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: L4, 2.0 l, turbo
Potencia máxima: 200 HP a 6,000 rpm
Par máximo: 280 Nm a 5,000 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Manual robotizada, seis velocidades
Tracción: Delantera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 480 x 185 x 141 cm
Distancia entre ejes: 271 cm
Cajuela: 532 litros
Peso vacío: 1,570 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 16.59 s
Rebase 80 a 120 km/h: 5.98 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 36.35 m
Consumo medio: 10.57 km/l