Por Ernesto Roy Ocotla Fotos: José Luis Ruiz Edición para online: Manuel Fernández
La idea es clara: hacer del Polo un vehículo más asequible para el cliente. Y es que al traerse de España y ofrecer el motor de naturaleza turbocargada (sí, hablamos del 1.2 l), se ubicaba en un rango de precios no tan cercano al perfil de volumen que ahora se plantea.
Lo seguro, es que por el comportamiento de nuestro mercado, esta versión podría tener éxito en ventas a pesar de la merma tecnológica.
Citadino
Hay cambios ligeros frente a la versión que sustituye. La parrilla y faros fueron redimensionados, la parte baja de la fascia cambia de patrón, ahora con una línea curva que acentúa la presencia de los faros de niebla. La trasera es modificada sólo en líneas y en la configuración de las calaveras.
En el interior, los materiales apenas tienen un cambio perceptible. Hay plásticos que rebajan su calidad, sobretodo al tacto, sin embargo, el ensamble confirma la buena mano pues no se perciben ruidos por rodaje o torsión en el inicio de su vida útil.
Es notable la ausencia de controles al volante. Las vestiduras de los asientos, de ajuste sencillo, ofrecen un acomodo correcto para las situaciones habituales en ciudad y carretera. La banca trasera resulta un tanto estrecha para ocupantes adolescentes o adultos de altura media.
La posición de manejo tiende a elevada, lo que asegura una correcta visibilidad del camino en el ambiente urbano, donde principalmente se desempeñará el pequeño hatch.
Adiós TSI
En lo mecánico se encuentra el principal cambio del modelo; la incorporación del cuatro cilindros y 1.6 l de desplazamiento.
El trabajo del aspirado produce 105 caballos de potencia y 153 Nm de torque (112 lb-pie), funcionando junto a una caja manual de cinco cambios (la otra versión disponible equipa la automática Tiptronic de seis relaciones; se elimina la DSG del portafolio).
En ciudad, la transmisión manual transfiere efectivamente el torque, por lo que se rueda sin problema permitiendo los cambios a no más de 3,000 revoluciones en casi todas las situaciones diarias. Al efectuar rebases, incorporaciones a vías principales o carretera, es cuando extrañamos la sobrealimentación.
La dirección, al ser sensible a la velocidad, resalta por su buena respuesta y comunicación, además del endurecimiento proporcional. En nuestra zona de curvas habitual, disfrutamos del buen equipo que hacen la dirección y la suspensión, pues mantiene el buen filtrado del camino, con una calibración ligeramente más firme que el modelo anterior, controlando mejor la masa.
Los frenos resisten la fatiga con una ligera vacilación por parte del eje trasero, pues la zaga se vuelve juguetona en frenadas de emergencia o detenciones de alta exigencia. Entendemos que este cambio se debe a costos, pero el anhelo de mayor seguridad nos hace echar de menos los frenos de disco atrás.
En el apartado de consumos, en nuestras pruebas conseguimos 15.7 km/l, debajo de los resultados de la variante 1.2 l probada en el número 217 de Automóvil, cuando obtuvimos 17.2 km/l.
Por venir
A pesar de perder algunos atributos frente al modelo que le precede, ofrece elementos que agradarán a más de uno. No dudamos que en el futuro lleguen de nueva cuenta las variantes turbocargadas e incluso la deportiva GTI, pues el mercado exige a las marcas la oferta más completa posible para satisfacer los gustos y necesidades del público consumidor.
NOS GUSTA
Apariencia juvenil
Respuesta de suspensión
Infotenimiento
NOS GUSTARÍA
Computadora de viaje
Frenos de disco traseros
Variantes turbocargadas
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: L4, 1.6 l
Potencia máxima: 105 hp a 5,250 rpm
Par máximo: 153 Nm a 3,750 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Manual, cinco velocidades
Tracción: Delantera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 397 x 168 x 146 cm
Distancia entre ejes: 246 cm
Cajuela: 262 litros
Tanque de combustible: 45 litros
Peso vacío: 1,165 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 19.58 s
Rebase 80 a 120 km/h: 14.64 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 39.9 m