Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
En 2015, el Mercedes-Benz Clase A recibía un lavado de cara de media vida tras tres años en el mercado; en 2016, la variante de tres volúmenes, el CLA, hacía lo propio al llegar a la mitad de su ciclo comercial. Ahora, toca turno al derivado crossover, la GLA, de recibir una renovación ligera.
Como en sus hermanos de plataforma, esperen cambios mínimos en la chapa exterior, con fascias rediseñadas, así como nuevos faros y calaveras. Por dentro las cosas estarán en el mismo tenor, con nuevos materiales y colores disponibles en el catálogo de opciones, junto con la obligada actualización al sistema de infoentretenimiento para mantenerse al día en cuestiones de conectividad.
En lo que refiere al plano mecánico, las cosas comienzan a ponerse más interesantes, pues la suspensión dinámica con amortiguación adaptativa se volverá un elemento de serie, salvo por la variante de entrada.
Mientras que la mayoría de motores recibirá incrementos de alrededor de una decena de caballos tal como ocurriera en el Clase A, de la variante AMG ya ha estado disponible desde hace más de un año el motor 2.0 litros con 381 CV estrenado en el hatchback, que la mantiene como la crossover compacta más potente en producción. En combinación con una caja de doble embrague de siete relaciones y la tracción total 4Matic, es capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 4.3 segundos.
Si bien se manejaba la llegada de una variante “crossover-coupé” con este cambio de media generación, todo parece indicar que la idea ha sido retrasada hasta la siguiente iteración, que llegará en 2019.
Mientras tanto, podremos admirar a la remozada Mercedes-Benz GLA el 9 de enero, cuando el NAIAS de Detroit abra sus puertas. Les traeremos una cobertura completa.