Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
No, Mazda no llevó un concepto o un auto de producción con motor Renesis al Salón de Tokio, pero su stand no estuvo exento de importancia, ni de estética, vía dos propuestas.
El primer concepto es el Kai Concept, un hatchback compacto que bebe del voluptuoso concepto RX Vision del Salón pasado, trasplantando sus líneas de diseño líquido a una carrocería más terrenal, dejando de lado las superficies llameantes de los Mazda vigentes, sin dejar de lado toques clave del diseño KODO, como la parrilla tipo escudo y los faros afilados, combinados con un ancho poste C y un breve medallón.
Aunque hay detalles imposibles como la altura libre al suelo, los retrovisores testimoniales, las manijas al ras de la carrocería o los dos paneles de cristal en el techo, sin duda es un buen adelanto de lo que será el Mazda3 de próxima generación, que se halla a unos dos años de distancia.
El interior ofrece una evolución más bien minimalista del lenguaje visto en los modelos actuales de calle. La principal novedad, además del diseño, será la incorporación del motor Skyactiv-X, que será el primer motor de gasolina con ignición por compresión.
El otro concepto es el Vision Coupé, que como dictan las reglas de la mercadotecnia, es más bien un sedán estilizado, que aunque también se nutre del RX Vision, presenta algunos detalles angulares que buscan darle un aire distintivo, como ocurre en el borde superior de la parrilla, el remate de los faros, o los hombros sobre las salpicaderas traseras, además de un largo cofre y una trasera que remite al MX-5.
Pese a un sistema de escape de cuatro tubos y un sistema de frenado firmado por Brembo, no hay detalles del conjunto propulsor. Aunque cabría esperar un sedán insignia por encima del Mazda6, la marca aclara que el Coupé es un ejercicio de diseño que también adelanta los trazos de sus futuros modelos.