Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Los autos de la preguerra, especialmente los de lujo, han estado revalorizándose una y otra vez en las dos últimas décadas, bien sea por su escasez, al haber sido muchos de ellos víctimas de la destrucción, la rapiña o la reutilización de sus materiales en las épocas de carestía posteriores, o bien porque hay quien puede y quiere pagarlo.
Tal es el caso de este modelo, el cual al ser un Bugatti ya nos anticipa una pieza selecta. Si a esto sumamos que se trata de uno más de la estirpe de la Serie 57, no es de extrañar que las estimaciones se hayan disparado más allá de los diez millones de dólares, que aunque al final la cifra fue “inferior”, la diferencia es como decir que el Bugatti Chiron es “mucho menos potente” que un Koenigsegg Regera.
9,735,000 dólares (174 millones de pesos) fue la cifra final pagada por este Bugatti 57SC Sports Tourer con número de chasis 57541, cuya carrocería, obra del especialista británico Vanden Plas (quizá el nombre les recuerde a algún Jaguar) es, como en mucho casos, única. Fue vendido originalmente a un acaudalado cliente en Londres, para recorrer el Atlántico varias veces en la época de postguerra. El auto cuenta con un motor de ocho cilindros en línea 3.3 litros que produce 200 HP a 4,500 rpm, dosificados por una caja manual de cuatro velocidades, con los que era capaz de alcanzar los 190 km/h de velocidad máxima.
Si bien no es una cifra despreciable, se ubica lejos aún del ultra raro Type 57SC Atlantic de 1936, del que sólo se conservan dos ejemplares; uno de ellos alcanzó la estratosférica cifra de 43.7 millones de dólares (782 MDP), aunque sí es el vehículo más caro jamás vendido por la casa de subastas Bonhams, tanto como para comprar los autos más aclamados del pasado Salón de Ginebra, que incluyen a los mencionados Chiron y Regera, al Lamborghini Centenario y al Porsche 911 R… y aún así quedar con cambio.
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