El preparador especialista en el primer Porsche de la historia devela su más radical creación, un homenaje a los 935 de competición de los años 70.
Por Edmundo Cano
En el ambiente de la modificación de Porsche, hay muchos preparadores de renombre, pero casi todos se dedican al 911, por obvias razones. Pero Emory Motorsport es el especialista cuando se trata del 356, el primer Porsche de producción. Durante casi 20 años, Emory ha realizado decenas de 356 llamados ‘Outlaw’, por su naturaleza rebelde hacia un auto ya clásico, muy apreciado en los círculos puristas de coleccionismo. Sin embargo, Rod Emory, el dueño y líder de Emory Motorsport, por fin pudo llevar a cabo una idea que había tenido en la cabeza durante años: el 356 RSR.
“Siempre había querido hacer un 356 que homenajeara a los Porsche 935 RSR de los años 70, con sus enormes salpicaderas ensanchadas, y los turbocargadores expuestos en la parte trasera. Mi amigo Greg Macey realizó unos bosquejos del diseño del auto, los cuales posteamos en nuestras redes sociales; el boceto captó la atención del CEO de Momo, Henrique Cisneros, quien se sumó al proyecto. Fue así como arrancó su creación”. Esto fue en el 2012. Desde entonces, Emory Motorsport ha estado trabajando en el 356 RSR, y hoy por fin está terminado.
El proyecto empezó con un 356B 1960 en pésimo estado, del que solo servía el cascarón; perfecto para lo que Emory necesitaba, ya que prácticamente toda la carrocería ha sido creada a mano en aluminio. La nariz incorpora ahora tomas de aire para los frenos e interenfriadores, mientras que la trasera logra mantener las líneas del 356 pero incorporando enormes salpicaderas ensanchadas y una especie de cola Kamm abierta, que deja ver los turbocargadores gemelos expuestos en la parte baja.
Retirando la tapa del motor y el pequeño panel central que contiene las calaveras originales del auto, encontramos el corazón del 356 RSR, el Outlaw-4, un motor totalmente posmercado desarrollado por Emory y el especialista en motores de Porsche Rothsport; tomando como base la arquitectura del 6 cilindros opuestos de la generación 964 del 911, crearon un bloque de 4 cilindros de 2.6 litros, que Emory ya ha usado en otros proyectos, pero nunca con dos turbocargadores. Esto requirió un sistema especial de combustible, distribuidor de doble bujía, computadora independiente Motec, y claro, dos turbos Garret GT28R de rodamientos. El resultado son 393 hp con un ‘tune-up’ nada agresivo, para preservar la usabilidad del auto en las calles. Por esta misma razón se usa una caja manual de 5 velocidades G50 de 911 sin modificaciones mayores. Aunque pareciera que los números de potencia son relativamente bajos, hay que tomar en cuenta que el peso del 356 RSR es de solamente 884 kilos, por lo que la aceleración es simplemente brutal.
El manejo lo es también, gracias a suspensiones trasplantadas directamente de un Porsche 911 de la generación 964, que requirieron de puntos de montaje fabricados artesanalmente para conservar su geometría y poder utilizar piezas del amplio posmercado disponible para el 964, como los coil-overs ajustables KW, las barras estabilizadoras también ajustables Tarett, y la caja de dirección y frenos del 964 donante de los demás componentes, aunque con balatas de competencia. El toque final son las llantas Pirelli Trofeo R montadas en rines artesanales que Momo fabricó para este proyecto, y que son interpretaciones modernizadas de los rines de tuerca central de la misma marca que usaron los 935 RSR del equipo oficial de Porsche en los 70.
Momo no solamente aportó los rines. Habiendo financiado parte del proyecto, también proveyó los asientos artesanales de kevlar revestidos en material retardador de fuego y arneses de seguridad de 6 puntos, el volante Prototipo removible, los pedales de aluminio y el pomo de la palanca, inspirado en el del Porsche 917. Y así, por donde quiera que se mire, afloran más y más detalles que hacen del 956 RSR uno de los coches custom más sorprendentes de este año. Emory Motorsport se ha puesto una barra muy alta, y difícil de superar.