Uno de los ejecutivos más importantes de la marca sueca en el continente americano, nos habla en nuestro país sobre su visión de la marca en México, luego de su reciente reestructura.
Por Edmundo Cano FOTOS: Archivo
Volvo Cars México llevó a cabo una reestructuración profunda en su equipo directivo y de management, en busca de un gran crecimiento en nuestro mercado. La filial mexicana reporta ahora directamente a la de Estados Unidos, la cual es liderada por Anders Gustafsson, que estuvo en México para supervisar algunos de estos cambios y conocer al nuevo equipo directivo.
Tuvimos oportunidad de charlar con él en una conferencia de prensa, en la que habló, en primer término, del por qué el equipo de Volvo México fue reestructurado. “Decidimos cambiar nuestra estructura en México no porque el equipo anterior hiciera un mal trabajo –todo lo contrario–, sino porque queremos llevar esta compañía a un nuevo nivel. Apuntamos a un crecimiento de doble dígito en México, y ya he platicado con los miembros del nuevo equipo administrativo, y también con alrededor de 20 de nuestros distribuidores, y estoy muy inspirado y confiado por la actitud que han mostrado, porque están dispuestos a invertir no en agencias ostentosas, sino en personal bien capacitado, tanto de ventas como técnico, para que la marca pueda otorgar de la mejor manera posible la experiencia premium que nuestros clientes buscan con nosotros. Así que la estructura básica ya está presente, tenemos una red de distribuidores muy fuerte y motivada, y hemos cambiado el 65 por ciento de nuestra fuerza de trabajo para poder relanzar a la compañía en México, en pos de una enorme expansión en este mercado”.
Gustafsson señaló que las prioridades de Volvo, que son la seguridad por encima de todo y la electrificación en busca de una menor huella ambiental, serán las cartas fuertes y diferenciadoras de la marca. “Como ejemplo pongo el tope de velocidad máxima de 185 km/h que implementaremos desde el próximo año en todos nuestros autos. Sabemos que perderemos clientes por ello, pero también que atraeremos a nuevos clientes que preferirán la seguridad de sus familias; Volvo es una marca de valores, y debe respaldar a sus usuarios en lo que para ellos es más importante. Los clientes de Volvo son únicos en el sentido de que tienen una visión y prioridades muy distintas a los de otras marcas de lujo y, por lo mismo, son muy leales; es por eso que nosotros debemos ser recíprocos y cuidar eso que ellos más valoran”.

“Esto, obviamente, tiene que estar respaldado por un portafolio de productos sólido y que ponga por delante nuestra visión. En los próximos meses lanzaremos el sedán S60, que vendrá a complementar a la XC40 como nuestras dos puntas de lanza en cuanto a ventas en el país. Pero además, también necesitamos una estrategia muy definida de marketing para poder ser competitivos; Volvo es una marca chica si se compara con las firmas premium contra las que compite –principalmente alemanas–, así que necesitamos determinar muy bien los segmentos en los que podemos competir, invertir muy cuidadosamente nuestro dinero de difusión y publicidad, y también crear una estrategia de ventas con nuestros distribuidores que además de eficiente, sea sana para el mercado y para ellos. No podemos traer a México más autos de los que pretendemos vender, y forzar a nuestros concesionarios a entrar en prácticas que pongan en riesgo sus finanzas. Debemos ser muy cuidadosos en cuanto a cómo atacamos el mercado nacional, para lograr una solidez que nos permita crecer como buscamos hacerlo”.
Y aquí, Gustaffson no habla solo de números. “Tiene que ser un crecimiento sano, porque si logramos un pico de ventas que después se derrumba, eso es solo un espejismo. Yo he estado encargado de las operaciones de Volvo en otros países pequeños, y la meta siempre es lograr vender dos mil unidades al año, o simplemente no deberías tener presencia en dicho país. Tenemos un plazo de 24 meses para vender dos mil unidades anuales en el mercado mexicano de forma sostenida, y creo que el equipo que hemos formado puede conseguirlo sin problemas”.
Ante la inevitable pregunta de si Volvo contempla una planta en el país en un mediano o largo plazo, dado el reciente anuncio de que la XC90 se ensamblará en la planta de Carolina del Sur de la marca, la respuesta fue la esperada. “No hay planes contemplados para una planta en México, porque aún no terminamos de asentarnos por completo en Estados Unidos; ha sido un arranque algo espinoso por las políticas de comercio exterior de la actual administración, pero vamos por buen camino”.
Saliendo un poco del entorno local y entrando a cuestiones más técnicas, le preguntamos a Gustaffson si podríamos ver en el futuro cercano un nuevo modelo, o incluso un replanteamiento completo de la familia de modelos ‘40’ de la firma, basada en la arquitectura compartida con su marca hermana Lynk & Co. “Eso es algo que yo no puedo responder directamente en este momento, no porque no lo sepa… de hecho, si me prometieran no contarle nada a nadie podría enseñarles algunas fotos muy interesantes, pero yo sé que eso no va a pasar. Lo que sí les digo es que Lynk & Co y Volvo son compañías muy distintas que hacen cosas muy diferentes; compartimos los costos de desarrollo de plataformas –que es, por mucho, lo más caro al desarrollar un auto– pero no más. No hay planes para un Volvo más pequeño que la XC40, pero sí podríamos compartir otras plataformas del grupo para lograr un crecimiento mucho más rápido y expedito que las marcas alemanas con las que competimos, las cuales son excelentes, pero también muy lentas para tomar decisiones. En ese sentido, esto representa una fuerte ventaja para nosotros”.