Con un camuflaje sacado de la película Avatar, el Mercedes-Benz Vision AVTR esconde una ecológica y eficiente batería basada en el grafeno y un sistema de tracción y dirección total con cuatro motores eléctricos.
Por Edmundo Cano Texto: Daniel Cuadrado Imágenes: Mercedes-benz
Mercedes-Benz desveló un prototipo que reinventa la relación del vehículo con el conductor, integrándolo aún más -si cabe. No se trata de un coche de producción, sino de un ejercicio de estilo y tecnología que muestra de lo que es capaz el fabricante alemán y por dónde va su futuro.
Se denomina Vision AVTR Concept y, como su nombre deja entrever, tiene mucho de la película de James Cameron de 2009, ‘Avatar’; de hecho, Mercedes ha trabajado con el equipo de Avatar, que a su vez prepara un nuevo filme inspirado en el “mundo imaginario de Pandora”.
AVTR quiere decir “Advanced Vehicle Transformation”. Según la marca de la estrella, el Vision AVTR tiene mucho que ver con ese mundo imaginario: las formas orgánicas de su exterior e interior, inspiradas en las criaturas de Avatar, sus puertas, cuya apertura nos recuerda a las alas de los “banshee”, los 33 flaps de su zaga, a modo de piel con escamas, que dan la impresión de que el coche respira por sí mismo; el diseño de los rines, como las semillas del Árbol de las Almas de Pandora…
En esencia, el Mercedes-Benz Vision AVTR comparte ese espíritu de la película con todo lo relacionado con la naturaleza, el respeto por el medio ambiente, el uso de materiales orgánicos y sostenibles, pensando en la fabricación de cada uno de sus elementos como en su concepto de movilidad.
Como era de esperar, es cien por ciento eléctrico. Tiene cuatro motores, uno en cada rueda, que desarrollan en conjunto 370 kW de potencia. Su batería es de grafeno y fabricada con materiales reciclables, tiene 110 kWh de capacidad y permitiría una autonomía superior a 700 km. Según Mercedes, bastarían 15 minutos para recargarla.
Se trata de una clara visión de futuro, con un diseño que engloba tecnología y exclusividad a gran escala. Su exterior es de formas redondas y limpias, pensando en la aerodinámica, y por dentro carece de volante, con un habitáculo en el que solo encontramos los asientos, una pantalla de grandes dimensiones y unos controles para la conexión biométrica del auto y el conductor. Desde aquí se podrán controlar los diferentes parámetros del vehículo, que será capaz de reconocer al conductor por su respiración o sus latidos del corazón.