¿Cuáles fueron los autos que definieron la primer década de la posguerra? Repasamos los diez autos más significativos de los años 50.
Por Edmundo Cano
Todas las épocas tienen sus autos icónicos, significativos y definitorios. Desde proezas de ingeniería hasta autos populares para las masas; por su belleza, por su velocidad, por su tecnología, por su palmarés deportivo, y por lo que con el paso del tiempo significarían para el mundo automotriz.
En los años 50, el mundo dejaba atrás la terrible resaca de la II Guerra Mundial, las marcas de todo el mundo comenzaban de nuevo a tomar ritmo, desarrollando tecnologías nuevas y llevando el diseño a niveles no vistos antes. Y los consumidores de todo el mundo estaban preparados para recibirlos con los brazos abiertos.
Esto llevó al arranque de lo que muchos consideran la era moderna del automóvil, y como resultado, el mundo vio algunos de los autos más fascinantes de la historia. Aquí están, sin un orden específico, los 10 autos más significativos e icónicos de los años 50, según la redacción de Automóvil Panamericano.
Mercedes-Benz 300SL
Para muchos, el primer superauto de producción de la era moderna, con un chasis derivado de la competición que requería que sus puertas abrieran hacia arriba, creando una de las características más icónicas y distintivas del mundo automotor. Su 6 cilindros en línea empleaba inyección de combustible, y su aerodinámica carrocería le permitía sobrepasar los 260 km/h; fue un campeón deportivo –ganó LeMans y la Panamericana, entre muchas otras carreras- y el coche más veloz de su época. Un portento de ingeniería y tecnología adelantado 15 años a su tiempo.
Chevrolet Bel Air 1955
La serie de 3 años de los Bel Air de Chevrolet de 1955, 56 y 57, son considerados entre los más grandes clásicos americanos de todos los tiempos. El radical rediseño que sufrió la línea de Chevrolet empezando en 1955 jamás fue pensado para convertirse en el ícono que es hoy, simplemente sucedió, y esto se debió en gran parte a que el Bel Air del ’55 introdujo al mundo el que quizá sea el motor más legendario de todos los tiempos, el V8 ‘small block’ de Chevrolet, que a lo largo de más de 50 años se convertiría en la columna vertebral de la cultura automotriz americana.
Citroën DS
Cuando el DS fue presentado en 1955, era lo más cercano a una nave espacial. El coche fue revolucionario en todos sentidos: un futurista y aerodinámico diseño, una mecánica robusta pero poco común –eran pocos los autos de tracción delantera en los años 50-, y una suspensión hidroneumática que le otorgaba una calidad de marcha que la industria nunca antes había visto, sin sacrificar precisión de manejo. La combinación de diseño, tecnología y accesibilidad del DS –Citroën fabricó casi un millón y medio de ellos- lo convirtieron en un símbolo ante el mundo del ingenio y la capacidad de una Francia que aún se recuperaba de los estragos de la guerra.
Ford F-100
El diseño, las amenidades y la tecnología dieron un paso adelante tan dramático en los autos de los años 50, que llegaron incluso a los vehículos de trabajo, y para muchos, la pick-up más clásica e icónica de todos los tiempos es la Ford F100 de 1953 a 1956, con el enorme hueco frontal y la parrilla horizontal en V, que además de su distintivo diseño exterior, también cuidó la apariencia de su interior, y trajo consigo elementos como visores para el sol, descansabrazos, ¡y hasta un radio! ¡En una pick up de trabajo! Esta camioneta fue la iniciadora de la tendencia de superventas por la que es reconocida hoy la Serie F de Ford en todo el planeta.
Porsche 356
¿Cómo no iba a aparecer en la lista nada menos que el primer auto en portar el nombre Porsche? Sí, sabemos que los primeros 356 aparecieron en los últimos dos años de los 40, pero fue durante los años 50 en los que el 356 realmente brilló y dio a conocer la marca Porsche al mundo, algo nada fácil de hacer luego del sabor amargo de la guerra, y la imagen que cualquier cosa relacionada con Alemania, tenía ante los ojos del mundo. Pero la combinación de su simple y atractivo diseño, su robusta y confiable mecánica, y un manejo de auténtico auto deportivo, conquistaron a los entusiastas de todo el globo.
Chrysler 300
La serie 300 de Chrysler fue, de 1955 hacia adelante, el auto más poderoso y rápido ofrecido en los Estados Unidos, y uno de los más potentes de todo el mundo, pues algunos llegaron a ofrecer 390 hp. Diseñado para ser un ofrecimiento de producción de los coches que Chrysler estaba desarrollando para NASCAR, el 300 B, C, D, y así sucesivamente, fue el primer paquete de alto rendimiento ofrecido en un auto de carrocería ‘regular’, por lo que para muchos, fue el primer ‘muscle-car’, ofreciendo algo similar a la fórmula del Pontiac GTO, con 10 años de anticipación, y despertando en el público americano el apetito por los caballos de fuerza.
Jaguar D-Type
Si hubo un auto de carreras que definió a los años 50, fue el Jaguar D-Type, que ganó Le Mans nada menos que 3 veces consecutivas, en 1955, 56 y 57, gracias en gran parte a su revolucionaria construcción monocasco, una primicia en la industria, y aplicación de tecnología aeronáutica para desarrollar su aerodinámica carrocería, y a la confiable y robusta mecánica y frenos de disco de su predecesor, el C-Type, también ganador en Le Mans. Y por si fuera poco, fue el antecesor directo de uno de los coches más icónicos de la siguiente década, el E-Type.
Morris Minor
Sí, sabemos que el Morris Minor llegó al mercado en 1948, pero fue en los años 50 cuando dejó su impacto en el ambiente automotriz europeo. El Minor fue desarrollado por Alec Issigonis, y su propósito era muy importante en una Europa devastada por la guerra: un auto familiar económico, confiable, con buen espacio, y sobre todo, “que la gente se sintiera orgullosa de tener, y no se sintiera como si estuviera sentenciado a manejarlo”. En consecuencia, su diseño y calidad fueron sumamente cuidados, y los resultados lo reflejaron: fue el primer auto inglés del que se fabricaron más de 1 millón de unidades, y estuvo en producción hasta bien entrados los años 70.
Cadillac Eldorado Brougham
En los Estados Unidos de los boyantes años 50, las marcas de lujo de las 3 grandes se enfrascaron en una feroz guerra de exclusividad que trajo como resultado buques insignia extraordinarios, pero ninguno tan extravagante como el Cadillac Eldorado Brougham, que podría catalogarse como un auténtico laboratorio rodante para la firma del laurel, gracias a la tecnología y soluciones de producción aplicadas en él, que lo convertían prácticamente en un auto conceptual de producción. Durante 1957 y ’58, fue el auto más caro y avanzado de todo el mundo, costando bastante más que una casa lujosa en las mejores zonas del vecino país del norte.
Ferrari 250GT California SWB
Con poco más de 10 años de historia como marca automotriz, Ferrari se había hecho de un prestigioso nombre en el ámbito de los deportivos, gracias a que aplicaba su experiencia en competición a los pocos autos de calle que producía artesanalmente. Durante los años 50, la serie 250 tuvo su máximo exponente en el California de chasis corto y faros cubiertos, que presumía de una bella y pura carrocería trazada por Pininfarina, que destacaba por su simpleza de líneas, y un V12 derivado de las carreras bajo su enorme cofre. 55 ejemplares fueron fabricados, convirtiéndose en la cúspide de la exclusividad automotriz de la época.