Por Javier García (@javogruexo)
Su imagen ha sido renovada, mantiene esa robustez característica pero ahora luce más actual: nueva parrilla, fascias rediseñadas y una “mirada” apoyada por luces LED. Es el primer Buick en México que presume el nuevo emblema con los escudos en tres colores, estrena también rines de 18” y luces con sensores automáticos de encendido.
De las seis opciones de color exterior, tres son nuevas: blanco platino, negro ónix y brandy metálico; mientras que para el interior existen tres variantes de tonalidad: negro, gris y cocoa.
Hacia adentro es cómoda y agradable en todas sus plazas, luce moderna y, salvo algunas aplicaciones no tan elaboradas en plásticos, presenta buenos detalles y acabados. La insonorización es destacable gracias a su sistema de cancelación de ruido mediante las bocinas. Una pantalla de 8” al centro del tablero gestiona el equipo de infotenimiento, mismo que utiliza la interfaz “IntelliLink” con sistema de navegación, puerto USB, reconocimiento de voz y conexión optimizada para dispositivos móviles iOS y Android vía Bluetooth. Más abajo, la consola central es sencilla y fácil de comprender. Al volante destaca la pantalla de 4.2” entre tacómetro y velocímetro, con un menú de datos generales personalizable para mostrar odómetro, consumos, autonomía, etc.
Su renovación no es total, mantiene el motor 1.4 Turbo que ya montaba en la versión anterior y que, aunque se siente algo justo en pendientes, recompensa en terrenos planos y en economía de combustible, misma que ronda los 15 km/l promediando el consumo mixto (según el fabricante, ya lo mediremos más adelante). En carretera se mueve de manera correcta y cumple bien su cometido a ritmos discretos, el turbo es un gran apoyo en rebases y se hace presente de manera muy suave, prácticamente imperceptible. Sin embargo, no hay duda que su naturaleza es urbana.
En cuanto a seguridad destacan sus seis bolsas de aire y el sistema OnStar propio de la casa, que brinda una completa asistencia al conductor –persona a persona– en cuestiones que van desde información de rutas y diagnósticos, hasta accidentes y robo.
La versión CXL cuenta además con cámara de visión trasera, monitor de presión de llantas, sensores laterales de detección de obstáculos y sensor de cruce de tráfico trasero en reversa.
La Encore llega a México desde el centro GM de Bupyeong, Corea, en dos versiones: CX y CXL, que van de $390,900 a $425,900 respectivamente. Destaca el rango de precios que es inferior al de la generación anterior.