Por Marco Robles (@MarkiMarkand) / Fotos: Lat Images
El hospitality de Porsche en Le Mans lucía preocupado, incluso poco confiado de que este año se pudiera conseguir la victoria 19 en las 24 Horas de Le Mans, pero el espíritu del trazado de La Sarthe siente un profundo amor por la firma alemana, mismo que llevó al 919 Hybrid número 2, conducido por Earl Bamber, Timo Bernhard y Brendon Hartley, a levantar el trofeo de primer lugar.
En una carrera con tintes históricos: fue la de mayor temperatura en los últimos 17 años, tuvo al nuevo jefe de la Fórmula 1 (Chase Carey) dando el banderazo de salida y estuvo a punto de ser ganada por un auto de la categoría LMP2, las 24 Horas de Le Mans nos dejaron claro que son la prueba máxima del automovilismo deportivo y que nunca debe descartarse nada aquí.
Los autos de Toyota se mostraron dominantes durante toda la semana, muy rápidos y efectivos para marcar grandes tiempos, incluso en la carrera, en varias ocasiones recuperaron la posición que perdían con los Porsche en las entradas a pits por pura velocidad en la pista, por lo que parecían encaminados a hacer el 1-2 y remendar un poco la herida que el año pasado se abrió en el corazón de su CEO Akio Toyoda, con el abandono en la última vuelta.
Pero la realidad fue otra ya que los fierros no tienen palabra y menos en un trazado de 13 kilómetros donde 70% de la vuelta se realiza a fondo y la velocidad promedio es superior a los 220 km/h.
Los primeros problemas de la carrera vinieron para el Porsche #2, a la postre el ganador absoluto, que perdió una hora en el garage para reemplazar el motor eléctrico del eje delantero e irse al fondo de la clasificación, así que todo se complicaba para el auto #1 de los alemanes, que quedaba solo frente a los tres veloces Toyota.
El 919 Hybrid era rebasado por el TS050 cuantas veces lograba tomar el segundo puesto, así que parecía que hoy el último escalón del podio iba a ser la mejor cosecha para los bicampeones de esta competencia. Hasta que la desgracia llegó.
Hace un año, Toyota perdió la carrera en la última vuelta, hoy el destino no fue tan cruel y eliminó a los japoneses cuando aún no llegábamos a la mitad de la carrera.
La madrugada empezaba y el Toyota #8, que se ubicaba en la segunda posición, tuvo problemas con el motor eléctrico que lo mantuvieron poco más de una hora en el garage y cuando salió a la pista estaba muchas vueltas detrás de los líderes y en el fondo de la clasificación.
Pero lo peor estaba por venir.
Faltando poco más de 13 horas y media, el primer lugar de la carrera, que en ese momento tenía en el volante a Kamui Kobayashi dominando a placer la competencia, sufría un problema en el embrague que lo obligó a abandonar, heredándole automáticamente a Porsche el primer sitio.
Pero aún había esperanzas de que el tercer auto oriental pudiera ir a buscar la ansiada victoria, sin embargo, 20 minutos más tarde, ese TS050 sufría un accidente con un LMP2 que lo hizo abandonar, asegurándole a Porsche la victoria si cruzaba la meta, pues tenía más de 10 vueltas de ventaja sobre los LMP2 que se volvieron sus escoltas en la clasificación general.
"Tu no eliges ganar Le Mans, Le Mans te elige a ti. Esperamos que un día nos elija. Regresaremos", twitteó un descepcionado equipo Toyota tras la actuación de este año.
Diez horas pasaron con el Porsche #1 en la punta de la carrera, administrando la ventaja, que había subido a 13 vueltas de ventaja, el sol de la mañana bañaba el asfalto de La Sarthe cuando una nueva desgracia sucedió.
Con Andre Lotterer al volante, el monoplaza alemán comenzó a perder potencia y a girar muy lento unos metros después de haber cruzado el puente Dunlop, lo que hacía que el camino de regreso a los pits tuviera al menos unos 11 kilómetros.
Desesperado el alemán recibía instrucciones por radio, movía los controles, trataba de revivir al Porsche, mientras todos en el garage y en el hospitality de la firma de Stuttgart no daban crédito a lo que veían, con 3 horas y 50 minutos para el final, el 919 marcado con el número 1 se detenía en la recta trasera. No había nada más que hacer, en unos minutos el LMP2 número 38 del equipo de Jackie Chan iba a ser el líder de la carrera y muy posiblemente el campeón de la competencia, algo que era imposible imaginar antes de la competencia.
Ahora toda la esperanza se concentraba en el Porsche #2, que poco a poco había ido escalando posiciones, aprovechando su superioridad en velocidad y desempeño, así que desde el quinto lugar tenía que conseguir remontar las seis vueltas que tenía de desventaja con el auto 38 del equipo Jackie Chan.
Con un auto mucho más rápido que el resto los alemanes le descontaban entre 10 y 15 segundos por vuelta al líder, así que con 1:06 horas restando en la carrera alcanzaron al LMP2 y como si el líder trajera un paracaídas que lo detenía, el 919 lo pasó sin mayores problemas para devolverle la sonrisa a todos en Porsche y enfilarse a la victoria 19 en las 24 Horas de Le Mans, la tercera consecutiva desde su regreso a la categoría en 2014 y otra vez llena de drama.
Del lado de los GT las emociones duraron hasta la última vuelta con la pelea entre Corvette y Aston Martin, en la que sin duda fue la categoría que mayores emociones nos entregó durante toda la competencia con Ferrari, Corvette, Aston Martin, Porsche y Ford dándose hasta con la cubeta desde la primera vuelta.
Al final, el Aston Martin realizó una gran maniobra de rebase en la chicana Ford en la penúltima vuelta y el descontrol del piloto del Corvette cuando se lanzó por todo a recuperar la punta, ayudaron al auto británico para asegurar una inesperada victoria en la categoría LMPGT Pro.
Por su parte la armada mexicana no tuvo suerte y abandonaron la competencia. Primero fue el Manor de Roberto González, mientras que el G-Drive de Memo Rojas y José Gutiérrez sufrió un problema con el alternador que los relegó y luego, muy temprano en la mañana Gutiérrez perdió el control y terminó en la barda, acabando con su carrera.
Le Mans nos volvió a mostrar que su magia y misticismo va más allá de una carrera, es el templo donde las máquinas se convierten en inmortales del deporte motor.