Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Donald Trump, actual presidente de los Estados Unidos, basó su campaña en críticas proteccionistas, culpando a países como México, China, de mayoría musulmana o de África como “culpables” de los golpes a su economía local.
Una vez en el cargo no ha disminuido el tono, como se ha demostrado con la presión a diversas empresas, sobre todo automotrices para que “regresaran” producción desde otras naciones hacia los Estados Unidos, fueran de capital local o extranjero, lo que le valió todo tipo de respuestas. La última, viene tras las renegociaciones de sus acuerdos comerciales y sus políticas arancelarias.
Luego que Trump propusiera mayores impuestos a mercancía que ingresa a la Unión Americana desde China por valor de unos 50 mil millones de dólares (MDD), incluyendo autos, motocicletas y autopartes, el gobierno de Beijing respondió en un tiempo récord de menos de 11 horas con la amenaza de incrementos de hasta 25% para 106 productos clave de los Estados Unidos.
Si bien hasta ahora China tiene un superávit con los Estados Unidos, los incrementos arancelarios que proponen están cuidadosamente calculados, pues afectarían no sólo a empresas clave, sino que la mayoría de ellas están asentadas precisamente en Estados gobernados por políticos republicanos, además de tener un valor que también sería cercano a los 50 mil MDD.
Aunque ambas medidas están apenas en el estatus de propuestas, los mercados bursátiles reaccionaron con caídas del 2% en el Down Jones y del 2.2% en el índice Hang Seng de Hong Kong. Casi todos los importadores resultaron afectados también, incluyendo Tesla (que sólo produce autos en los EE.UU.), Ford (que ha convertido a China en un destino importante de los autos Lincoln), General Motors, Boeing, General Dynamics (otro fabricante de aviones) así como productores de tractores, soya, tabaco (cuyo principal productor es el estado de Kentucky, de donde proviene Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado), whisky, productos químicos, carne de res, algodón y otros productos agrícolas, aunque varios de ellos se recuperaron luego de varios llamados a la calma y la negociación, especialmente por parte de GM.
“No estamos en una guerra comercial con China, esa guerra se perdió hace muchos años por las personas tontas o incompetentes (sic) que representaban a los EE.UU.”, se limitó a responder Trump a todo esto vía sus redes sociales.