Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Si somos estrictos, el McLaren 720S ocupa el escaño medio de la gama del fabricante, al pertenecer a la Serie Super, pero de momento, su línea de vehículos halo se encuentra “vacía”, con un McLaren P1 que ya agotó su producción y un BP23 que tardará casi un mes en presentarse.
Así, con 720 caballos de fuerza, 84 más que el mítico McLaren F1, el 720S es de momento el producto estrella de la marca, lo que corrobora con prestaciones de infarto y un manejo quirúrgico. Claro, todo esto tiene un precio y el del 720S es de 285,000 dólares en la Unión Americana (algo más de cinco millones de pesos), lo que no ha sido obstáculo para que las 1,500 unidades pactadas de aquí al 2018 hayan sido vendidas ya.
Se ha dado un fenómeno muy curioso entre los altos potentados que están en la lista de espera de la firma británica. Dado que los modelos con mayor nivel de personalización, aquellos que son “tocados” por el equipo de operaciones especiales de McLaren (MSO), son los que más van a tardar en salir de la línea de producción, algunos han optado por hacerse de dos ejemplares: uno “básico”, salido inmediatamente de fábrica; y otro personalizado, que tardarán varios meses más en recibir.
Esto podría indicar que una vez que reciban el 720S de sus sueños, estos “acaparadores” podrían poner a la venta sus modelos básicos, lo que equilibrará un poco la oferta y la demanda, claro, siempre que no les importe pagar algunos cientos de miles dólares por un coupé usado y sin opciones, eso, o esperar unos dos años por un auto totalmente nuevo. Minucias del libre mercado.