Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Confirmando los rumores que comenzaron el día de ayer, Ford Motor Company ha anunciado de manera oficial la renuncia de su hasta ahora CEO, Mark Fields, tras tres años continuos de pérdidas en el mercado bursátil, donde la compañía ha reducido un 40% su valor y las acciones se encuentran en el punto mínimo de las últimas 52 semanas.
Mark Fields, quien se había desempeñado como presidente de Ford Américas y CEO deMazda, reemplazó a Alan Mulally, quien dejó la compañía en 2014 tras salvar a Ford de la bancarrota en la que cayeron General Motors y Chrysler en la crisis automotriz de 2008-2009, con acciones como la venta de Aston Martin, Jaguar-Land Rover y Volvo, su participación en Mazda y la defunción de Mercury. Fields cuenta con una licenciatura en economía por la Universidad de Rutgers y una maestría en administración por la Escuela de Negocios de Harvard. Trabajó en Ford desde 1989, su renuncia se hace efectiva a partir de hoy, 22 de mayo.
Su cargo es ocupado desde hoy por Jim Hackett, quien hasta ahora se desempeñaba como presidente de Ford Smart Mobility LLC, una subsidiaria de Ford creada para el desarrollo de su tecnología de manejo autónomo, de la que Fields era un gran impulsor. Tiene un grado en finanzas por la Universidad de Michigan. Antes de entrar a Ford en 2014, fungió durante 20 años como CEO de la firma especializada en mobiliario de oficina Steelcase.
En días anteriores, el consorcio norteamericano anunció un plan de jubilaciones anticipadas como una manera de reducir su plantilla laboral sin tener que recurrir –de momento- a despidos masivos. Además de la pérdida de valor en bolsa, la marca también arrastra pérdidas netas operativas, gracias a la desaceleración del mercado estadounidense y la caída de ciertos segmentos como sedanes y Coupés, además de vehículos compactos y subcompactos que vivieron una bonanza en años anteriores, pero que actualmente presentan importantes caídas en ventas a la par de los precios de los combustibles.
Ya desde inicios de año preveíamos que la ralentización de las ventas de autos en Estados Unidos podría desencadenar una crisis para las marcas locales, pues pese a anuncios de nuevos productos, cancelación de inversiones y reacomodo en su producción, en general la industria no tiene la capacidad para reaccionar con la velocidad que el fenómeno requiere, pues estos reajustes no se dan de manera fácil, rápida, ni barata, lo que se agrava con el protagonismo mediático del actual presidente de los Estados Unidos.