Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Los estándares de consumo y emisiones que los fabricantes de autos deben cumplir, al menos en el primer mundo, son más estrictos y difíciles de alcanzar año con año. Y aunque en los Estados Unidos la actual administración de corte ultraconservador podría echar por tierra todo el progreso alcanzado en la última década al desechar los límites más rígidos, en el resto del mundo el avance sigue su marcha.
De hecho, los mencionados estándares son particularmente más difíciles de cumplir en lo que respecta al diésel –esto, cuando realmente se cumplen-, por lo que Håkan Samuelsson, CEO de Volvo, considera que la más reciente generación de motores con este tipo de combustible que han presentado podría ser la última.
Samuelsson estima que los costos para reducir las emisiones de óxido de nitrógeno en los autos a diésel están alcanzando un nivel que ya no es redituable, lo que inevitablemente terminará por reflejarse en el precio, por lo que es probable que dejen de ofrecerlos en algún momento de 2023, aunque acepta que al menos hasta 2020 serán necesarios para cumplir con su objetivo de reducir las emisiones de bióxido de carbono, en concordancia con lo establecido por la Unión Europea.
Pero a partir de entonces, Volvo se enfocará de lleno en vehículos híbridos y eléctricos, con el primero de estos programado para llegar en 2019. No sería la primera marca que deja de lado los motores a diésel en su futuro; desde hace más o menos un lustro, en pleno apogeo de la “diselización”, Toyota apostó de lleno por los vehículos híbridos para reducir su huella de carbono, aunque aún conserva motores a diésel en su oferta.
Aunque de momento el 90% de las XC90 vendidas en Europa llevan un motor a diésel, el ejecutivo tiene, como muchos otros, sus ojos puestos en Tesla: “Tenemos que reconocer que Tesla ha logrado ofrecer un auto tan atractivo que la gente hace cola para comprarlo. Creemos que en este nicho también hay espacio para nosotros, por ello ofreceremos un producto de alta calidad y diseño atractivo”.
Actualmente, el límite de emisiones de bióxido de carbono promedio para los fabricantes en Europa es de 130 g/km, aunque llegará a 91 g/km en 2021.