Por José Virgilio Ordaz.
En 1931, el fabricante japonés DAT lanzó un vehículo pequeño llamado “DATson” (“hijo de DAT”), aunque luego fue renombrado “Datsun” dos años después cuando Nissan toma control de la compañía, pues “son” significa “pérdida” en japonés.
Datsun quedó como una división de camiones y cuando Yutaka Katayama (fallecido a principios de año) impulsó la comercialización de los autos Nissan en Estados Unidos entre finales de los cincuenta y principios de los sesenta, rebautizaron todos los modelos como Datsun, ante la incertidumbre de la aventura occidental de Katayama.
El resto es historia, el auto Z aumentó la imagen de marca de Datsun y la crisis petrolera de los setenta impulsó las ventas de los autos japoneses en occidente, con lo que eventualmente los Datsun volvieron a ser Nissan a inicios de los ochenta. Casi treinta años después, se anunció el renacimiento de la marca en 2009, esta vez como una división low-cost para los mercados de Indonesia, Rusia e India.
La renacida división cuenta de momento con tres modelos en su catálogo; el Go, hatchback que aprovecha la plataforma del Nissan March, el Go+, versión miniván del anterior y el on-Do, sedán basado en el Lada Granta. Ahora, Datsun acaba de anunciar que tendrá un cuarto modelo asentado en la plataforma CMF-A, cuyo primer representante es el recién lanzado Renault Kwid. Esta plataforma es el derivado más pequeño de la CMF (Common Module Family), que en sus variantes CMF-CD sustenta a los modelos Nissan Qashqai, X-Trail y Pulsar y Renault Espace y Kadjar, así como al venidero Mégane III; y en su variante CMF-B al siguiente Clio y al Nissan Sway de producción cuando llegue al mercado.
Con los segmentos de entrada bien cubiertos por modelos Nissan de fabricación mexicana y Renault ensamblados en Sudamérica, parece difícil que los Datsun lleguen a Latinoamérica, aunque en su momento Carlos Ghosn, CEO de la alianza, declaró que el Kwid sería un vehículo global.