Por José Virgilio Ordaz.
Ford presentó su pick-up F150/Lobo con carrocería de aluminio; y aunque el peso se redujo 340 kilogramos (tanto como siete bultos de cemento o cuatro adultos de buen tamaño) y se ganó rigidez estructural -al menos en las versiones doble cabina-, algunos no son especialmente entusiastas del uso de este material en vehículos de trabajo.
Entre esos “algunos” se encuentra General Motors… o encontraba, porque el gigante norteamericano acaba de anunciar una inversión por 877 millones de dólares (14,327 millones de pesos) para acondicionar su planta de camiones de Michigan con el fin de “utilizar equipos sustancialmente diferentes a las herramientas que GM emplea hoy en día”. Las camionetas de próxima generación de la compañía harían uso de diversos materiales para perder peso y mejorar su consumo de combustible, con el fin de cumplir las normas federales cada vez más estrictas.
Según un informe de GM I+D, han creado un sistema de soldadura que permitirá un mayor uso de este metal en sus futuros vehículos. Este proceso patentado ya se usa en el cofre del Cadillac CTS-V o las escotillas traseras de las Chevrolet Tahoe y GMC Yukon híbridas.
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