Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
La esperábamos desde el Salón de Frankfurt en septiembre, pero ya está aquí la variante más potente y rabiosa de la Audi Q7.
Como se adelantó, es impulsada por un motor V8 de 4.0 litros turboasistido, pero alimentado por diésel, capaz de producir 435 HP y 900 Nm (664 lb-pie) de par, cifras calcadas a las expectativas iniciales. Además de un turbocompresor convencional, también cuenta con un turbocompresor eléctrico adicional, el cual es una primicia, a decir de la marca.
El segundo compresor suple las deficiencias del primero a regímenes menores y todo es gestionado por una caja con ocho relaciones, así como tracción y dirección a las cuatro ruedas. Con todo lo anterior la gran SUV es capaz de llegar a los 100 km/h en 4.8 segundos, con una máxima autolimitada de 250 km/h.
La planta motriz no es la única novedad, también hay barras estabilizadoras activas, diferenciales deportivos, entradas de aire adicionales, fascias exclusivas, retrovisores con acabado metálico, escapes cuádruples y rines de 20 pulgadas -pueden ser de 21 ó 22-, con opción a cinco o siete asientos.
Llegará a Europa en el segundo trimestre del 2016. Luce complicado que cruce el Atlántico dada la actual situación de los motores diésel de Audi en Norteamérica, pese a que como otras unidades de la Q7 cuenta con un catalizador de oxidación NOx y un convertidor catalítico SCR con AdBlue, pero estaremos al pendiente.