Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Tras la última revisión profunda de los Continental GT (2015) y Continental Flying Spur (2013), además de ampliar la gama de opciones de personalización de ambos modelos, Bentley continúa haciendo cambios y adiciones a la oferta mecánica de sus modelos con el fin de mantenerlos vigentes.
En esta ocasión toca turno al gran sedán; a las opciones V8 con 500 hp (507 CV) y 487 lb-pie (660 Nm) y W12 con 616 hp (625 CV) y 590 lb-pie (800 Nm), se suma una tercera denominada V8 S con 521 hp (528 CV) y 502 lb-pie (680 Nm), acoplada a la caja automática ZF de ocho cambios; el consumo medio queda en 8.5 kilómetros por litro según la homologación de la EPA, gracias a la desactivación de cilindros e inyección directa de alta presión.
Esta opción ya era conocida en el coupé Continental GT desde 2013, pero ahora llega al gran sedán; parte del mismo motor de 4.0 litros biturbo del V8 normal, aunque ahora con un ajuste específico de los sopladores, pues las cifras de poder se logran al mismo régimen de revoluciones; el 0 a 100 mejora en 3 décimas para quedar en 4.9 segundos, mientras que la velocidad máxima, de 306 km/h, mejora en 11 unidades; de hecho queda equidistante entre su hermano menor y el W12, que declara un 0 a 100 en 4.6 segundos y una máxima de 320 km/h, nada mal para un vehículo con 2.4 toneladas de peso y 5.3 metros de largo; la menor masa en el vano motor juega en este caso a favor del ocho cilindros “S”.
No es el único cambio: con suspensión rebajada, rines de 20 pulgadas (21 opcionales), interior bitono, luces oscurecidas y parrilla y carcazas de espejos negros; además que para domar el combo de potencia desmedida/masa descomunal hay frenos carbonocerámicos en opción.
El Bentley Flying Spur V8 S se mostrará a partir del 1 de marzo en el Salón de Ginebra.