Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Toca turno al modelo compacto de dos puertas de BMW someterse a una ligera actualización para permanecer al día.
Para el año-modelo 2018, los ejemplares de corte personal (recordemos que de manera desconcertante la denominación también se usa para minivanes compactas de tracción delantera que, por cierto, se venden más) reciben nuevos faros (que pueden ser adaptativos) y calaveras LED de diseño similar al de otros productos de la marca de reciente hornada, con “cejas” sobre las luces hexagonales y parrilla y fascias con modificaciones leves.
Hay tres nuevos tonos a elegir para la carrocería: azul Mediterráneo, azul Seaside y naranja Sunset, además de cuatro nuevos diseños de rines. Al interior hay un nuevo cuadro de instrumentos, un volante distinto y algunos materiales revisados a lo largo de la cabina, como costuras contrastantes y vistas en negro laqueado, además de carga inalámbrica por inducción y conectividad Apple CarPlay.
No hay cambios mecánicos, lo que no parece ser necesario cuando hace más o menos un año la variante tope –pre-M2– recibió una nueva denominación, M240iA y un nuevo ajuste para el motor, pasando de 326 a 340 caballos y de 450 a 500 Nm (332 a 369 lb-pie) de par motor. Afortunadamente, por ahora se conserva la configuración clásica de propulsión posterior y motor longitudinal.
La actualización de media vida es válida tanto para los dos estilos de carrocería deportivos, es decir, Coupé y Convertible, como para el grado más potente, el BMW M2, que se seguirá ofertando únicamente con techo fijo. Lo que sí podría añadirse a futuro es una vertiente aún más rabiosa, que gane la denominación M2 CS (al estilo del M4 CS), aunque todavía es tempano para saber cuánto se modificará al pequeño Coupé.