Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Han pasado cinco años desde que se presentara la Lamborghini Urus Concept en el Salón de Beijing. Pese a la aprobación unánime, la marca se ha tomado su tiempo, primero, para aprobar la producción, lo que se dio gracias al apoyo del gobierno italiano, que puso sobre la mesa incentivos fiscales hasta por 100 millones de Euros; y luego, para el resto de los detalles.
Es por ello que, pese a que compartirá plataforma con las Volkswagen Touareg, Porsche Cayenne y Audi Q7, al contrario de estas, el montaje no se llevará a cabo en Bratislava, Eslovaquia, sino que, como ocurre con todo buen Lambo, será en las instalaciones de Sant’Agata, en Boloña, Italia, que ya amplió sus instalaciones y contrató a 500 empleados extra para construir 3,500 unidades anuales, un plan ambiciosa para una marca que el año pasado vendió 3,457 autos.
La marca también se ha tomado su tiempo para liberarnos a cuentagotas detalles técnicos. Sabemos que la Urus llevará un V8 con inducción forzada con al menos 650 caballos de fuerza, al que posteriormente se sumará una variante asistida por electricidad que podría superar esa cifra. Las primeras unidades preserie, destinadas a sellar los últimos detalles antes de iniciar producción masiva, ya ruedan desde abril.
Aunque en algún momento se manejó un nombre y diseño distintos a los del concepto, la marca terminó por aceptar que la estética tendrá una fuerte inspiración del prototipo, mientras que ahora prácticamente terminan de corroborar el nombre con el registro, lo que suena lógico cuando “Urus” lleva cinco años insertándose en el inconsciente colectivo.
La presentación oficial se dará en diciembre, se espera un precio cercano a los 200,000 Euros (poco más de cuatro millones de pesos).