Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Lanzada apenas en 2015, la CX-3 es un producto totalmente vigente, pero en Mazda no han querido esperar para añadir algunas de las últimas novedades vistas en sus hermanos recién remozados, caso concreto del Mazda3 y la CX-5.
La principal novedad es que ya puede equipar el sistema G-Vectoring Control o control vectorial de par ya presente en los compactos de la casa, dedicado a reducir el par en la dirección al momento de girar el volante, disminuyendo movimientos involuntarios como cabeceo o balanceo.
Otras adiciones incluyen un sistema de frenado de emergencia autónomo que previene colisiones a velocidades de hasta 30 km/h, mientras que la dinámica del chasis ha sido optimizada gracias a nuevos soportes del motor y una suspensión revisada con amortiguadores recalibrados y nuevos brazos de control delantero. La respuesta del acelerador y de la transmisión también ha sido mejorada.
En lo que respecta a la comodidad, el cristal trasero ahora es más grueso, mientras que se revisó el sellado de puertas y hay más material aislante en el piso y el tablero. Al interior nos encontramos con un volante de nuevo diseño y Head-up Display a color, mientras que en seguridad hay control de velocidad crucero adaptativo, advertencia de cambio de carril y faros automáticos.
Conserva el motor 2.0 litros Skyactiv de 146 HP y 198 Nm (146 lb-pie). Las entregas comenzarán antes que termine el año.