Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
La etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial fue muy complicada para los fabricantes europeos, castigados por la devaluación, la falta de insumos y el bajo poder adquisitivo de la población.
Pero muchos de estos países no se levantaron de esa calamidad para ser potencias por pura casualidad. El ingenio y mucho trabajo duro se combinaron para salir adelante. El resultado fueron varios autos pequeños, prácticos y eficientes que no sólo volvieron a movilizar naciones enteras, sino que mantuvieron a flote a sus respectivas matrices, generaron empleos, traspasaron fronteras y quedaron grabados en la historia y en el ideario colectivo.
Volkswagen Sedan, Citroën 2CV, Morris Mini Minor, Renault 4 y Fiat 500 fueron algunas de estas leyendas. Las firmas premium no fueron ajenas a esta tendencia. BMW licenció y reconfiguró al Iso Isetta, haciéndolo suyo por derecho propio. El BMW Isetta es el más recordado de los “autos burbuja” y el más vendido, con más de 160,000 unidades.
El microauto que mantuvo con vida a la marca bávara recibió un motor monocilindro de motocicleta de 250 cc, con 12 HP, que podía mover su masa de menos de media tonelada hasta los 85 km/h. BMW cesó su producción en 1962, pero una firma creada por partes iguales con capital suizo e italiano nos trae un biplaza de formas retro que descaradamente evoca al “Bubble Car”.
El Microlino puede albergar a dos pasajeros, sentados en la única banca del interior. Tiene una capacidad de cajuela de 300 litros y una longitud de 2.4 metros (29 cm menos que un smart fortwo) y, para no perder la tradición, cuenta con una puerta de acceso frontal, de modo que los ocupantes salen directamente a la banqueta cuando se estacionan de frente (algo que sí se puede hacer con este auto sin invadir el arroyo vehicular o el paso peatonal).
La potencia es cortesía de un motor eléctrico con sólo 20 HP, pero 110 Nm (81 lb-pie) y una velocidad máxima de 90 km/h. El paquete de baterías de 8 kWh le da un alcance de 126 km, aunque si no es suficiente para ustedes, se puede mejorar a 14.4 kWh para un rango útil de 202 km. La carga tarda cuatro horas en una toma doméstica o una hora en un supercargador. Algunas piezas son compartidas para reducir costos, como las manijas, que provienen del Fiat 500.
El fabricante Tazzari –responsable del Tazzari Zero-, quien aporta el 50% del capital italiano, se encargará de la producción, que tiene un estimado de 100 unidades para este año y de 1,500 a 2,000 para 2019, aunque esperan llegar en el mediano plazo hasta 5,000 unidades anuales. El precio será de 12,000 Euros, poco más de 259 mil pesos.
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