Por José Virgilio Ordaz (@Neckriagen).
Mientras que los autos eléctricos siguen generando dudas con respecto a su autonomía, costo y verdadero aporte ecológico (aunque Elon Musk fue claro al afirmar: “Obviamente, Tesla se creó para ayudar a resolver el consumo de energía de una manera sostenible, pero también se necesita generar la energía de una manera sostenible”), otros más dudan de la fiabilidad a largo plazo de esta tecnología tan relativamente reciente, máxime si se le compara con el motor de combustión interna de toda la vida, que ya tiene más de 130 años.
Pero mientras unos dudan, Ari Nyyssösestä, un taxista de Finlandia, ya acumula más de 250,000 millas (unos 400,000 kilómetros) en el Tesla Model S que usa para realizar su trabajo. El auto, con batería de 85 kWh, fue adquirido en 2014, con la intención de reducir sus gastos en combustible y mantenimiento.
El único costo relacionado con el uso es la degradación de las baterías (que ya fueron sustituidas bajo garantía), que tras todo el uso, de los 400 kilómetros que recorría con una sola carga (es decir, ha requerido más de mil recargas hasta ahora), el taxista calcula que actualmente rinde unos 370 kilómetros, lo que indica una pérdida de capacidad de 7.5%. Fuera de eso, el auto no ha presentado problemas.
Dado que un motor eléctrico industrial puede llegar a funcionar hasta por 100,000 horas, se calcula que en un auto podría llegar a funcionar hasta por 10 millones de kilómetros, aunque esto se reduce debido a las diferentes exigencias de potencia a las que se somete el motor a lo largo del día. Un dato interesante sería saber cuántos neumáticos ha cambiado a lo largo de ese tiempo.