Existe un lugar de sinuosas y excitantes carreteras que atraviesan un paraje único. Son los Dolomitas, que en la época de nuestra prueba están solitarios mientras reciben las primeras nieves en sus laderas. Y para más emociones, los atravesaremos conduciendo un Lamborghini Aventador S Roadster y un Huracán Performante Spyder.
Por Edmundo Cano Texto: Jens Dralle Fotos: Hans Dieter-Seufert
Aparte de un espectacular paisaje, no hay mucho más aquí arriba, a 2,192 metros sobre el nivel del mar, cerca del Paso de Valparola, rozando las nubes… Nuestro Lamborghini Aventador S Roadster truena en el estacionamiento, seguido por el Huracán Performante Spyder. El gris metalizado exalta la carrocería del primer deportivo movido por un motor central V12. La modestia no aparece en el vocabulario de los clientes de Lamborghini, a los que les gusta transferir su dinero a Sant’Agata sin tener en cuenta la cantidad, que en el caso del Aventador S Cabrio sobrepasa los 8 millones de pesos. Su carrocería realmente no está abierta; las dos mitades del techo de carbono tienen que ser desmontadas a mano y colocadas en la parte de atrás para que estén bien sujetas ante las fuerzas centrífugas que van a tener que soportar. Sí, porque éstas pueden ser enormes en este coche.
Aún más evidentes en el Huracán, con una una geometría de chasis más radical que ha sido objeto de importantes modificaciones sobre la base del coupé para mantener intacta su rigidez y cualidades dinámicas. Dispone además de una trabajada aerodinámica, con elementos activos en las aletas de la parte delantera y trasera, que se abren y cierran en tan solo 500 milisegundos, dependiendo de las condiciones de conducción. Con ello consiguen un efecto que ayuda a aumentar la fuerza aerodinámica en las ruedas interiores en su paso por curva: “Torque Vectoring” aerodinámico, por así decirlo. Probablemente, la imagen del Spyder de 640 HP, menos llamativa, con una carrocería pintada en azul mate (Blu Aegeus) no resulta tan interesante al escaso público con el que nos cruzamos como la del Aventador. Un tono que pone un poco de color en un paisaje que, en esta época del año, se ve envuelto por el gris de las grandes rocas manchadas con las primeras nieves, y el de las oscuras nubes que hoy acechan en el cielo.

En éste se vislumbran un par de manchas azules por donde entra el sol, que primero alumbran los escarpados picos que parecen haber sido tallados con una fuerza sobrenatural mediante una pesada herramienta especializada en modelar grandes bloques de piedra. Probablemente en el camino hacia el sur, veremos brillar más el sol.
Al avanzar mejora el estado de la carretera, y el trazado se vuelve más sinuoso, con cerradas curvas en el camino que nos trae desde Sankt Kassian y cuyo asfalto parece querer arrancar los neumáticos de nuestros dos protagonistas por la fuerza a que son sometidas. Locura. Después de Hexenstein nos dirigimos a Falzarego, situado poco antes de Cortina, con curvas de radio medio, asfalto liso y bastante agradable para transitar. Luego, la comarcal hacia el Passo Giau, ya no tan agradable. Salvaje me atrevería a decir para conducir dos coches con el potencial de nuestros Lamborghini, incluso en los primeros tramos que nos llevan a través del bosque. Antes de salir de esta carretera llegamos a las “Cinque Torri”, un monumento natural que observamos desde nuestros asientos.

Cascada de sensaciones
El motor V10 hace maravillas con el Huracán, y tú con él. El Spyder se muestra increíblemente ágil de reacciones y al mismo tiempo tan dócil para reaccionar a tus órdenes desde el puesto de mandos, que conduces con una gran confianza. Ejemplar comportamiento, donde la dirección se muestra directa y rápida. Las fuerzas de sujeción se manifiestan en un elevadísimo grado: el bastidor es una varita mágica que convierte las curvas en fuegos artificiales.
Pronto encontrarás en el “Modo Sport” del sistema de gestión de conducción el filtrado óptimo para el Huracán. Con este modo, la respuesta del acelerador es aún más inmediata, así como la firmeza de suspensiones. También te sientes respaldado por la confianza que imprime la tracción a las cuatro ruedas, con algo más de par en el reparto de tracción sobre las ruedas traseras, que se hace sentir al acelerar para imprimir mayor velocidad. Y también el ESC es ahora más permisivo, menos intrusivo, lo que se hace sentir con un ligero sobreviraje al acelerar en apoyo antes de que las ruedas delanteras marquen la dirección a seguir. Comenzamos a descender tras coronar un rasante en lo alto de otro puerto, siguiendo la carretera que tenemos por delante. Estamos en el Giau y, al atravesar la cima, las narices puntiagudas de ambos Lamborghini perforan directamente la nube oscura que encontramos ante nosotros. Luego, curva a la derecha y seguimos bajando; una corta recta y volamos hacia la izquierda para llegar al siguiente giro, de nuevo a la izquierda. Confianza en los apoyos, agarre y ¡pedal a fondo! El V10 muestra la relación de compresión a la que funciona (12.7 a 1); la aguja del tacómetro sube implacable… 6,000, 7,000, 8,000 rpm, parpadeando brevemente al ir insertando marchas rápidamente, de manera casi compulsiva, con las levas asociadas a su transmisión de doble embrague de siete relaciones.

Solo podemos decir ¡wow!
La transmisión automática del Aventador S la utilizamos en modo manual para sentir todo el poderío del V12. ¡Qué bárbaro!, su comportamiento es magnífico, incluso en este escenario donde no lo teníamos tan claro a priori. Sí, la dirección en todas las curvas ayuda enormemente, ya sea para esquivar marmotas inconscientes que se encuentran en medio de la carretera, o simplemente para conducir el roadster de más de dos metros de ancho con la precisión de un coche de slot a través de las curvas.
El Aventador parece particularmente a gusto en los Dolomitas, mimetizándose con todo el esplendor de la naturaleza que aquí se respira, apoyándose en una mecánica de la que pocos supercoches pueden presumir. Claro, 12 cilindros, con el cigüeñal calado en una V a 60 grados, capaz de girar hasta 8,500 rpm, donde demuestra todo su furor. Ya, con menos gas, escuchamos también música celestial en forma de zumbidos y cantos. Unas cuantas curvas y más kilómetros ayudan a meterte en la faena. Aprendemos a aprovechar las ventanas triangulares junto al pilar delantero para ver a través de ellas y obtener la mejor línea posible al trazar las curvas. Descubrimos que el Modo Corsa es el que mejor refleja “el alma oscura del Aventador S”.
En este modo de conducción es en el que la suspensión y la dirección ofrecen la mejor respuesta en este terreno. Porque aquí, el estado del firme de la carretera no siempre es el ideal, ni mucho menos. A nuestro paso, la naturaleza se muestra en todo su esplendor y las grandes rocas que nos rodean retumban a nuestro paso. Conducimos de una forma intermitente, con decisión cuando el asfalto nos lo permite y de manera más conservadora cuando el suelo no se muestra totalmente liso. A la hora de frenar, el recorrido del pedal es un poco más largo que en el Huracán. Pero es igual de firme, y el tacto y la rapidez de la dirección que une al Aventador con el conductor nos hace volvernos locos en las curvas. ¡Qué manera de negociarlas, desde la entrada del viraje a la salida!
Abrimos y cerramos las fosas nasales para controlar el aire que llega a nuestros pulmones. Los amortiguadores sujetan con absoluta firmeza los balanceos para que el Aventador se sienta siempre en sintonía con el suelo, sin el más mínimo cabeceo de carrocería. Comenzamos de nuevo a descender, por lo que levantamos el pie del acelerador mientras el V12 dispara desde el tubo de escape central unas cuantas explosiones al hacer trabajar el encendido. ¡Aquí estoy! Volvemos de nuevo al ataque, y estiramos el motor hasta las 5,500 rpm antes de cambiar de marcha. La potencia máxima de 740 HP no se muestra expeditiva, la patada esperada sobre nuestra espalda duele menos de lo que pensábamos. También influye que siempre te sientas con la cabeza inclinada, incluso en el Huracán, para poder ver bien a través del inclinado parabrisas. Nunca encuentras una visión óptima, pero al menos no hay tráfico.

Soñar delante de la puerta
Tampoco encontraremos tráfico en ninguna de las 33 curvas que constituyen el retorcido trazado que sube hacia el Pordoi de Arabba, que coronamos para luego volver a descender. La carretera toma tanta inclinación que a menudo necesitamos insertar la segunda marcha para ayudarnos a sujetar los Lamborghini. Usamos el cambio una y otra vez, moviendo las levas de forma constante; una obra de arte por rapidez y precisión. Especialmente las del Huracán, construidas en carbono. Hacemos una pausa para tomar aire de nuevo y agarrar fuerzas. Casi terminamos mareados, sin tráfico que nos haya ralentizado nuestra marcha. Y es que estamos solos por estas carreteras; bueno, casi, pero en cualquier caso nos hemos cruzado con tan pocos coches que ni molestan.

De vuelta en Valparola
La región duerme, una vez que los teleféricos y remontes de esquí están parados esperando el arranque de una nueva temporada invernal. Los hoteleros siguen ultimando preparativos en sus instalaciones. Coincidimos en un pequeño restaurante con Roman Ploner y su familia, aquí, en Sankt Kassian. El hijo de ocho años de Roman, Matthias, duerme profundamente cuando su padre descubre nuestros Lamborghini y le despierta súbitamente. Matthias sostiene firmemente en sus manos una miniatura de un Murciélago SV. No siente el viento frío a pesar de los pantalones cortos. Este encuentro con nuestras dos bestias marcará la pauta de los sueños de Matthias en las próximas noches. Tiempo para café y los típicos biscottinis que nos endulzan, al aire libre, por supuesto. Aprovechamos los últimos rayos de sol. Roman y su familia no, ellos continúan; tienen solo unos kilómetros por delante para llegar a casa. Su auto desaparece hacia el fondo del valle, dejando atrás el silencio. Realmente no ocurre nada aquí, en este hermoso escenario. Aunque no siempre fue así. Especialmente entre los años 1915 y 1918, donde la contienda de la Primera Guerra Mundial alcanzó incluso lugares tan apartados.
UNIDADES PROBADAS
Lamborghini Huracán Performante Spyder
Desde $5,900,000 pesos aprox.
Lamborghini Aventador S Roadster
Desde $8,700,000 pesos aprox.
Huracán Performante Spyder
Motor
Situación: | Central trasero longitudinal |
No. de cilindros: | Diez en V |
Bloque/cabeza: | Aluminio/aluminio |
Distribución: | DOHC, 40 válvulas |
Alimentación: | Inyección mixta, admisión variable |
Cilindrada: | 5,204 cc / 5.2 l |
Diámetro x carrera: | 84.5 x 92.8 mm |
Compresión: | 12.7:1 |
Combustible: | Gasolina, 92 oct. |
Potencia máx. | 630 HP a 8,000 rpm |
Par máximo | 600 Nm (442 lb-pie) a 6,500 rpm |
TRANSMISIÓN
Caja: | Manual robotizada, 7 vels. |
Tracción. | Integral permanente |
Embrague: | Doble multidisco en aceite |
BASTIDOR
Suspensión delantera: | Triángulos sobrepuestos |
Suspensión trasera: | Triángulos sobrepuestos |
Elemento elástico: | Resortes helicoidales |
Estabilizadora del / tras. | Sí/Sí |
Frenos delanteros: | Discos ventilados 380 mm |
Frenos traseros: | Discos ventilados 356 mm |
Dirección: | Electromecánica |
Giros del volante: | 2.9 |
Diámetro de giro: | 10.9 m |
RENDIMIENTOS
Velocidad máxima: | 325 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 3.1 s |
Consumo medio: | 7.14 km/l |
Emisiones de CO2: | 320 gr/km |
Aventador S Roadster
Motor
Situación: | Central trasero longitudinal |
No. de cilindros: | Doce en V |
Bloque/cabeza: | Aluminio/aluminio |
Distribución: | DOHC, 48 válvulas |
Alimentación: | Inyección indirecta, admisión variable |
Cilindrada: | 6,498 cc / 6.5 l |
Diámetro x carrera: | 95 x 76.4 mm |
Compresión: | 11.8:1 |
Combustible: | Gasolina, 92 oct. |
Potencia máx. | 729 HP a 8,400 rpm |
Par máximo | 690 Nm (509 lb-pie) a 5,500 rpm |
TRANSMISIÓN
Caja: | Robotizada, 7 vels. |
Tracción. | Integral permanente |
Embrague: | Bidisco en seco |
BASTIDOR
Suspensión delantera: | Triángulos sobrepuestos |
Suspensión trasera: | Triángulos sobrepuestos |
Elemento elástico: | Resortes helicoidales |
Estabilizadora del / tras. | Sí/Sí |
Frenos delanteros: | Discos ventilados 400 mm |
Frenos traseros: | Discos ventilados 380 mm |
Dirección: | Electrohidráulica |
Giros del volante: | 2.1 – 2.4 |
Diámetro de giro: | 11.5 m |
RENDIMIENTOS
Velocidad máxima: | 350 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 3.0 s |
Consumo medio: | 5.91 km/l |
Emisiones de CO2: | 394 gr/km |