Por Gilberto Samperio Fotos: Carlos Quevedo Edición para online: Manuel Fernández
https://www.youtube.com/watch?v=NWPsEy_DWec
El interior no niega su orientación burguesa: opulencia del más alto nivel. Los materiales y acabados, soberbios, aunque apreciamos algunos detalles a revisar como los bordes externos afilados del cenicero. O el bloque plástico de las conexiones USB sin el fijamiento que podría esperarse de un Clase S.
Lo que nos roba la mirada es el acomodo de la cúpula, extendida casi todo el tablero, similar al sedán pero con algunos detalles diferentes. Toda la información viene desplegada en dos largas y diáfanas pantallas digitales, tal cual su donante, el S500 sedán. La primera, contiene los obligados relojes de tacómetro y velocímetro e información de la computadora de viaje y del equipo de sonido que rubrica Burmester; también da oportunidad a la visión nocturna. La segunda, todavía más larga, aglutina todas las funciones del infotenimiento, de los sistemas de confort -los asientos incluyen seis programas de masaje- y de los sistemas de seguridad así como la vista cenital simulada de las cámaras periféricas. Acompañan una perilla con superficie táctil que facilita la incursión entre las funciones y ajustes y un pomo que aglutina otras complementarias. Tantas imagenes y gráficos nos pueden robar la atención al volante por lo que se agradece la existencia del HUD (Head-Up Display) muy conciso, suficiente para seguir las indicaciones del navegador sin olvidarnos del obligado velocímetro.
La segunda fila resulta mejor de lo que parece pues acomoda bien a dos personas medianas sin problemas salvo el acceso al habitáculo, inherente a cualquier coche de fisonomía coupé clásica.
Veloz y ajeno
Gracias al poderío de su V8 de 4.7 litros biturbo de 455 HP (igual que el sedán) y la presteza de su efectiva transmisión automática de siete escalones, el rodaje de este S500 resulta tremendamente raudo y relativamente ágil. Y es que si miramos el tonelaje final en báscula -2,130 kg- no podemos hablar de ligereza en los movimientos.
Para contrarrestar tanta masa, debido en buena parte por el sistema de tracción integral, este Mercedes-Benz dispone de variadas y pulidas asistencias electrónicas más allá de un siempre efectivo y cauto control de estabilidad (ESP).
Por ejemplo, las cámaras determinan que estamos por acometer una curva con peralte o no, informan a la computadora de la suspensión que ajusta cada rueda para que la negociación del giro ocurra de tal suerte que los pasajeros sufran el mínimo balanceo. Como si el movimiento lo realizara, de manera instintiva, un motociclista. Raro al principio y hasta engañoso conforme rodamos este magnífico ejemplar en nuestra zona de montaña porque nos hace creer que podemos viajar más rápido pero también más aislado. En verdad sorprende la ecuanimidad de todo el conjunto.
Algunos sistemas de alertas incluso actúan como si nos leyeran la mente. Todo transcurre con un aplomo envidiable, ocasión de una marcha casi perfecta logro de la suspensión neumática.
La dirección retroalimenta bien, un tanto aislada para el gusto entusiasta, pero suficiente para gozar el camino. Pese tanto pulimento, en cambios de rumbo muy cerrados las inercias inducen el subviraje, producto de tantos kilogramos y una intención protectora antes que aguerrida en su geometría.
Si somos honestos, el verdadero ambiente son las autopistas de alta velocidad. Allí podemos rodar sobre los 200 km/h sin mayor preocupación que la del tráfico circundante o el clima imperante. A esa sensación majestuosa de dominio colaboran mucho tanto las asistencias como el notable pulimento del chasís, sin olvidarnos de una amortiguación que ha sido una de las banderas evolutivas de la máxima representación rodante de la casa de la estrella.
En cuanto al tema de frenos, el tacto resulta más esponjoso de lo esperado. De hecho, hay que ser más firmes en la pisada para obtener una mejor sensación a nuestro pie. Sin embargo, su capacidad en detenciones a fondo está fuera de duda pues observa una completo control y linealidad incluso a alta velocidad. Lo mejor, su distancia en el 100-0 km/h: 34.2 m. Tan notable como la de un deportivo de excelente nivel.
NOS GUSTA
Estampa sencilla, discreta
Energía del tren motor
Suntuosidad de la cabina
NOS GUSTARÍA
Mejor sensación de frenos
Una dirección más directa
Más cajuela
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: V8, 4.7 l, turbo (2)
Potencia máxima: 455 hp a 6,000 rpm
Par máximo: 700 Nm entre 1,800 y 3,500 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Automática, siete velocidades
Tracción: Integral permanente
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 502 x 189 x 141 cm
Distancia entre ejes: 294 cm
Cajuela: 400 litros
Tanque de combustible: 80 litros
Peso vacío: 2,090 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 14.03 s
Rebase 80 a 120 km/h: 3.43 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 34.2 m