Como es normal entre sus competidores, la cabina da prioridad a la funcionalidad con materiales duros al tacto pero bien ensamblados. La posición de manejo es un tanto alta y la anatomía de los asientos vio una enorme evolución. Buena visibilidad en todas direcciones, incluso en la parte trasera.
Hay detalles de modernización no solo en la ergonomía y disposición del tablero sino en el aspecto de la instrumentación, el volante multifuncional o el sistema de sonido y conexión telefónica a través de una pantalla táctil.
El 2.5 aspirado, acoplado a una transmisión manual de recorridos típicamente largos pero que sentimos precisos en su acción, da una respuesta con buen torque desde la zona media del tacómetro, respuesta lógica a la orientación del vehículo, con una correcta recuperación en marchas largas debido a la excelente relación de las cinco primeras relaciones, quedando la sexta para desahogos.
Esta era una necesaria renovación en el segmento más movido entre las pick-ups, cuya prueba completa mostraremos en breve.