Por Manuel Fernández (@Mfer_89)
Con un segmento de SUVs del segmento C que solo en Europa se acerca a las 1.8 millones de unidades anuales, Peugeot no podía ignorar la oportunidad de entrar con todo a un nicho que hasta ahora habían omitido (parcialmente, pues hubo 4007 con base Mitsubishi) por favorecer a los más locales monovolúmenes.
Planteándose un camino de ambiciosa expansión global, tanto la 3008 objeto de estas líneas como la 5008, su versión extendida para siete ocupantes, pasaron del formato de MPV al de SUV, letras que al final solo tienen la meta de atraer mas compradores a través de una silueta menos racional y acorde a las vigentes tendencias del mercado.
Esta nueva 3008 se basa sobre la plataforma EMP2 que ya da vida al compacto 308, heredándose de paso su identidad de diseño o sus mecánicas. La clave en esta SUV, o al menos la que hemos notado después de manejarla por intrincadas carreteras montañosas italianas, es cómo ha evolucionado el concepto iniciado con el 308 o el 208 y aplicado a un formato más versátil para compradores como el mexicano.
Para empezar, la cabina con la filosofía i-Cockpit presenta importantísimas optimizaciones ergonómicas que ponen el interior entre lo mejor de la gama, con instrumentos del todo digitales configurables en diferentes visualizaciones y con gráficos a color bastante modernos, lo que resalta en especial al desplegar el navegador. Ideas como el volante de pequeño diámetro y la información de los mencionados instrumentos en un plano más alto mejoraron, pues debido a un recorte del mismo volante en la parte superior, ya es más difícil que este obstruya la pantalla, como sí puede ocurrir en un 208 ó 308 de acuerdo a la posición de manejo.
Además, hay grandes detalles de acabado de la mano de las bien fabricadas vestiduras en tela de los asientos en las versiones de acceso, mismo tejido que se replica en el tablero a menos que se trate de una 3008 más equipada, en las que ya hay presente una madera sin barniz texturizada. Solo algún empalme no del todo preciso de las unidades iniciales vistas quitaba algo de brillo a una sensación positiva en general.
Es el manejo el encargado de complementar el buen trabajo en cuanto a diseño. En relación al existente 308 sentimos ahora una dirección más gradual y natural en su acción al activar el modo “Sport”, que de paso hace más intuitiva la competente caja automática de seis velocidades. Con la suspensión se hizo una labor excelente por balance, con un toque rígido que no resta homogeneidad en caminos con asfalto poco regular o empedrados y tampoco sacrifica en estabilidad: la 3008 soportó abusos en una vía de montaña muy exigente, siempre con sobrado control de carrocería y unos frenos aguantadores. En ese sentido recordamos cómo uno de los encargados de producto citó una pérdida de 100 kilogramos contra la pasada 3008, mientras otro ingeniero nos dijo que “prefieren un eje torsional trasero bien puesto a punto que un multibrazo con poco desarrollo”.
El 2.0 Diesel de 180 caballos (a México arribará el de 150) tiende a sobrecargar más el eje delantero y a hacer saltar al control de tracción virtud del vasto torque aún abajo de las 2,000 rpm. Con el 1.6 turbocargado de 165 hp la respuesta es más gradual en bajos y medios regímenes y, al menos con la gasolina europea de mínimo 95 octanos, la curva de par es amplia y saludable. Ambos propulsores están más que bien resueltos para el peso y capacidades de la nueva 3008.
Esta novedad estará en el país durante el primer semestre de 2017, primero con el 1.6 THP a gasolina y después con el 2.0 BlueHDi en versiones Allure, Allure Pack y GT Line. La Diesel solo se comercializará con el equipamiento GT Line.
Aún no hay precios ni equipamientos definitivos confirmados para México, aunque desde ya se pueden anticipar faros LED para todas las funciones, control de tracción y estabilidad, asientos eléctricos con memoria, instrumentos digitales o techo panorámico, entre otros.