Con el T-Cross, Volkswagen no solo pone en juego su quinto SUV, sino que lanza una propuesta enormemente racional con el valor añadido de una modularidad de primera.
Por Edmundo Cano Texto: Oscar Díaz, desde Mallorca, Islas Baleares, España Fotos: Archivo
Cuando hace unos años se empezó a hablar de los SUV, nadie, ni siquiera muchos fabricantes, podían imaginar el éxito que esa nueva fórmula automovilística iba a conseguir. Y es que hoy no solo es la categoría más popular del mercado casi en toda Europa y América, sino que esa propuesta se está extendiendo a diferentes segmentos del mercado, hasta el punto de replicar en un nuevo formato cada una de las categorías tradicionales aumentándolas.
Es precisamente lo que ha conseguido Volkswagen con la ofensiva SUV iniciada en 2016 y que culmina con el T-Cross, una propuesta ultracompacta que comparte genética con Polo y SEAT Arona aportando soluciones llenas de sentido que le permiten no solo no ser uno más en la categoría, sino también desmarcarse del T-Roc, su hermano inmediatamente superior.
Se realiza a partir de la plataforma MQB A0, la variante para los vehículos más pequeños del Grupo Volkswagen y tiene como resultado una carrocería muy compacta, de apenas 4.11 m —5.5 cm más larga que el Polo— que le sitúan cerca del SUV urbano más corto, ahorrando unos centímetros muy valiosos a la hora de estacionar y favorece un diámetro de giro que supera por poco los 10 m, lo que da una idea de su buena capacidad de maniobra en conducción urbana. Sin embargo, a pesar de sus dimensiones exteriores, su aprovechamiento del espacio es notable y permite que cuatro adultos de 1.85 m puedan viajar sin estar apretados, ni renunciar a una cajuela razonable, anunciada en 385 l. Adicionalmente ofrece una versatilidad atípica incluso dentro del Grupo Volkswagen, ya que el asiento trasero puede deslizarse hacia delante 14 cm para llevar la capacidad de la misma cajuela hasta los 440 l, a costa del espacio para las piernas de los pasajeros traseros lógicamente. Se complementa con la posibilidad de abatir el respaldo del asiento del acompañante hacia delante para formar una superficie plana de carga de 2.40 m, que facilitaría la vida de aficionados al bricolaje o a las visitas a los centros de decoración.
Su nombre, T-Cross, viene de crossover, lo que predispone a pensar que será fundamentalmente un automóvil de asfalto. De hecho, no equipa ninguna opción asociada a una tracción a las cuatro ruedas ni dotada con controles electrónicos de descenso. A pesar de lo cual cuenta con una altura libre al suelo razonable, bastante favorable respecto a un sedán (184 mm) y añade una clara mejora en cuanto a facilidad para entrar y salir del vehículo. De hecho, el punto de cadera se sitúa 10 cm por encima de la del Polo o, lo que es lo mismo, en las plazas delanteras se va sentado a 597 mm del suelo, por 652 mm en las plazas traseras, facilitando una buena perspectiva visual y sensación de desahogo en estos últimos asientos.
Como está sucediendo en los urbanos, en esta categoría de los SUV más pequeños, también hay una apuesta decidida por las motorizaciones de gasolina. De hecho, la comercialización arranca con el TSI 1.0 de tres cilindros como única opción y se prefigura como la más popular y satisfactoria una vez que aparezcan las otras dos motorizaciones que incluye el proyecto T-Cross. Inicialmente se da en dos niveles de potencia, 95 y 115 caballos, y solo el más potente permite elegir entre el cambio DSG de doble embrague o uno manual de seis relaciones, una más que la versión de 95 caballos. Se trata de un motor conocido en Polo, Ibiza y Golf, entre otros, que prioriza la suavidad de uso, la eficiencia de combustible y la satisfacción a bajo y medio régimen por encima de la exigencia máxima, momento en que se evidencian las vibraciones de todo tres cilindros, acompañadas de la lógica ganancia de velocidad. Adicionalmente, quien busque dinamismo deberá esperar algunos meses, prácticamente hasta otoño, a la aparición del TSI 1.5 de 150 HP y desconexión selectiva de cilindros.
Todas las versiones cuentan con un equipamiento mucho más que razonable, ya que suma al aire acondicionado y al volante multifunción ayudas a la conducción como la detección de fatiga, asistente de cambio involuntario de carril o el Front Assist con detección de peatones y ciclistas. Ya a partir del segundo acabado añadiría el control de crucero adaptativo, el climatizador automático y las barras de techo, reservando los faros LED y la instrumentación digital para el acabado Sport. Adicionalmente, packs como el R-Line permiten modificar el aspecto del T-Cross, dotándolo de una estética más campera o deportiva. En este caso, a diferencia de otros Volkswagen, este equipamiento no incluye modificaciones en la suspensión con muelles más cortos ni incorpora la opción de una amortiguación con dos modos de uso que monta el Arona. En su lugar, el T-Cross se conforma con un planteamiento bastante equilibrado, en el que el confort prevalece por encima de la deportividad, incluso en las versiones calzadas con rines de hasta 18 pulgadas.
Precio
Desde 390,000 pesos aprox.
Datos Oficiales
Motor
Situación: | Del. transversal |
No. de cilindros: | Tres en línea |
Bloque/cabeza: | Aluminio/aluminio |
Distribución: | DOHC, 12 válvulas |
Alimentación: | Iny. directa, turbo |
Cilindrada: | 999 cc / 1.0 l |
Diámetro x carrera: | 74.5 x 76.4 mm |
Compresión: | 10.5:1 |
Combustible: | Gasolina, 87 oct |
Potencia máx. | 115 HP a 5,500 rpm |
Par máximo | 200 Nm (147 lb-pie) entre 2,000 y 3,500 rpm |
TRANSMISIÓN
Caja: | Manual, 6 velocidades |
Tracción. | Delantera |
Embrague: | Monodisco en seco |
BASTIDOR
Suspensión delantera: | Independiente MacPherson |
Suspensión trasera: | Eje torsional |
Elemento elástico: | Resortes helicoidales |
Estabilizadora del / tras. | Sí / Sí |
Frenos delanteros: | Discos ventilados |
Frenos traseros: | Discos sólidos |
Dirección: | Eléctrica, variable |
Diámetro de giro: | N.D |
RENDIMIENTOS
Velocidad máxima: | 193 km/h |
Aceleración 0-100 km/h | 10.2 s |
Consumo medio: | 20.4 km/l |
Emisiones de CO2: | 113 gr/km |