En la práctica, el R no arrojó en el dinamómetro una potencia por encima de los datos oficiales, como en la ocasión anterior, e incluso se “clavó” justo en 210.1 hp (antes, 222.8). Lo que sí mejoró fue el torque, que pasó de 304 a 326 Nm.
Este dos litros continúa siendo agradable de usar una vez superada la demora (lag) debajo de unas 2,000 vueltas, facilitando el tránsito urbano gracias a una saludable respuesta en bajas revoluciones. En ciudad se toma su tiempo para arrancar, tras soltar el no tan modulable freno.
En Drive, continúa la tendencia de ir en sexta lo más pronto posible, siendo una ocasional consecuencia que al pisar el pedal derecho de repente, la reacción tarde. Terminamos repasando una suspensión muy bien conseguida omitiendo durezas excesivas, la dirección es de lo mejor pues informa lo suficiente y guía con mucha precisión.
Algunos dirán que la exclusividad se paga, pues las reales diferencias del Turbo R comparado a otros Beetle Turbo recaen en su aspecto poco más intimidante, unos bien confeccionados asientos y que no muchos tendrán el mismo auto versátil y divertido en el país.
NOS GUSTA
Mejora en torque
Calidad de marcha
Aspecto rudo, o casi
NOS GUSTARíA
Climatizador automático
Mejor ajuste interno
Mejores retrovisores
Resumen técnico
MOTOR
Tipo/cilindrada: L4, 2.0 l, turbo
Potencia máxima: 210 hp a 6,000 rpm
Par máximo: 280 Nm a 1,700 rpm
TRANSMISIÓN
Caja: Manual robotizada, seis velocidades
Tracción: Delantera
DIMENSIONES
Largo x ancho x alto: 427 x 180 x 148 cm
Distancia entre ejes: 253 cm
Cajuela: 310 litros
Tanque de combustible: 55 litros
Peso vacío: 1,401 kg
PRUEBAS AUTOMÓVIL (a 2,240 msnm)
0 a 400 metros: 16.23 s
Rebase 80 a 120 km/h: 5.46 s
Frenado de 100 a 0 km/h: 39.7 m